VALÈNCIA. "¿Qué te llevarías a una isla desierta? ¿Un mechero o una tablet?". Con esta reflexión resumía un dirigente socialista consultado por este diario el dilema al que se enfrenta el todavía presidente de la Generalitat y líder del PSPV-PSOE, Ximo Puig, respecto a los puestos de libre designación que puede repartir en el que es el único refugio seguro para los afines del jefe del Consell, Les Corts Valencianes.
Una derrota en las elecciones autonómicas tiene una primera consecuencia terrible para cualquier fuerza de gobierno: el golpe moral que supone el tránsito a la oposición y la imposibilidad de llevar a cabo las políticas planeadas para la siguiente legislatura. Pero la segunda consecuencia, peor si cabe, es la que se revela como una gran réplica de un movimiento sísmico: la pérdida del puesto de trabajo de decenas de personas dependientes del poder institucional.
Consellers, secretarios autonómicos, subsecretarios, directores generales, asesores... 267 cargos -según contabilizó este diario en la recta final de la legislatura a través de GVA Oberta- de los que aproximadamente la mitad pertenecían a designaciones del PSPV-PSOE. Es decir, miembros o simpatizantes de la formación socialista que, en su mayoría, llevan varios años -incluso los ocho de gobierno- trabajando en las instituciones al servicio final del presidente de la Generalitat, Ximo Puig, y que ahora se enfrentan al retorno a sus ámbitos profesionales o la espera de una posible recolocación como soldados en el ejército de resistencia del líder del PSPV frente al gobierno de PP y Vox.