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Usos del tiempo y el teletrabajo: así ven el futuro expertos laboralistas

VALÈNCIA. El mercado laboral se enfrenta cada vez con mayor intensidad a debates sobre la organización del trabajo, los usos del tiempo y ahora, con la irrupción de la pandemia de coronavirus, sobre la aplicación del teletrabajo. Les Corts Valencianes constituyeron en enero una comisión especial para el estudio de los usos del tiempo para estudiar políticas concretas de "racionalización de los horarios" e impulsar así una "nueva cultura del tiempo".

La línea de trabajo de la Generalitat Valenciana en este sentido está tan clara que, como publicó recientemente Valencia Plaza, los presupuestos autonómicos del próximo ejercicio contemplarán una línea de subvenciones de cuatro millones de euros para aquellas empresas que empiecen a implementar la semana laboral de cuatro jornadas.

Así, por la comisión de Les Corts Valencianes han pasado numerosos expertos como, por ejemplo, Adrián Todolí, profesor de Derecho del Trabajo de la Universitat de València (UV) y director de la Cátedra de Economía Colaborativa y Trasformación Digital, quien opina que para debatir sobre el uso del tiempo en el trabajo es necesario contemplar cuatro variables: la productividad, el salario, la jornada de trabajo y la intensidad con la que se trabaja.

"Si todas estas variables no van en la misma dirección, se contrarrestan entre ellas", señala el experto en derecho laboral, y pone como ejemplo el trabajo de las kellys en el turismo, "cuya jornada no ha aumentado significativamente, pero sí su intensidad: donde antes tenían que hacer 10 habitaciones por jornada ahora tiene quehacer 20, lo que ha incrementado sus problemas de salud". lo que es lo mismo: si se reduce la jornada laboral pero se aumenta la intensidad del trabajo realizado, 

Asimismo, incide en que las mencionadas variables por separado "no aportan información suficiente para tomar decisiones regulatorias". Esto es, que si se quiere reducir la jornada de trabajo, no se puede hacer "sin más", sino que habrá que preguntarse si se reduce la jornada bajando el salario proporcionalmente o manteniéndolo.

Ahora mismo, la productividad por hora trabajada en España es de 52,6 dólares, "un poco por debajo de la media europea" y un 20,75% menos que la hora alemana, situada en 66,37 dólares. Pero no es donde hay mayores diferencias, señala Todolí, sino que estas se dan en el salario y en las horas de trabajo: mientras que España tiene un coste laboral por hora trabajada de 21,8 euros, en Alemania es de 39 euros (+45%). Una diferencia que, para Todolí, tiene poca justificación puesto que la diferencia de productividad, como se ha visto es de apenas un 20%.

 Un trabajador, en las obras de un edificio (EDUARDO MANZANA)

Quedaría por analizar las horas de trabajo. En España el año pasado se trabajaron una media de 1.701 horas, muy por encima de los empleados de Alemania, el país donde se pasan menos horas en la oficina, con un total de 1.368 horas, y Francia que se acerca a las 1.500. "Por tanto, siguiendo con la comparación con Alemania, España trabaja un 24% más", incide Todolí, quien es tajante al señalar que "no existe justificación para las jornadas maratonianas que tenemos en España".

Por ello, sobre la posibilidad de reducir las jornadas laborales, el analista concluye que tendría "poco sentido" hacerlo con una reducción del salario ya que esto "solamente aumentaría la ya gran brecha existente entre los niveles salariales de ambos países", siguiendo con la comparativa con Alemania. A su juicio, y según dice también lo defienden las patronales, el salario debe ir ligado a la productividad. "Lo que ocurre y se ve en los datos es que en este país está totalmente desligado, la productividad de los trabajadores españoles no justifica los bajos salarios ni las largas jornadas de trabajo que tenemos".

Futuro: mejora de la salud y la conciliación

Por ello, de cara al futuro, el experto en derecho incide en que se ha de caminar a una mejora de la salud laboral, una mejora de la conciliación que permita el reparto del trabajo y la reducción del desempleo. Son muchos los informes que constatan que las mejoras de la salud que permiten las reducciones de jornada mejoran el absentismo y los datos de incapacidad temporal y permanente, y redundan en un ahorro de costes "muy significativo".

Por ejemplo, una residencia de ancianos en Gotemburgo (Suecia), que contaba con 68 enfermeros, redujo la jornada a seis horas diarias, con el mismo sueldo. El resultado fue positivo, ya que los trabajadores cogieron menos permisos por enfermedad y aumentaron la productividad, según explica Todolí.

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