La fórmula es sencilla, pero no por eso simple: comida digna y bebida a la altura a precios asequibles. En una ciudad atiborrada de propuestas excesivamente disonantes, bien porque la calidad de lo ofrecido es ínfima, bien porque el precio de lo servido es abusiva, Le Bar de Vins viene a ser uno de esos fondos de armario que siempre funcionan cuando quieres tomarte algo descomplicado y no irte a casa con la sensación de que te han estafado.
En esta nueva aventura Luca no viaja solo, Marta (obviamente) participará en la sociedad, que además contará con una tercera pata: Paco Senís, parte del equipo técnico de Celler del Roure. Los tres se han propuesto implantar un modelo que se asemeja al de Torpedo en Barcelona, pero con comida un poco más elaborada y una propuesta vinícola no tan natural. El ticket medio será de 30-35€ (siempre que la gente no se emocione con los vinos) y va enfocado a un público diverso pero claro, nada de foodies, ni llena-restaurante antes de las copas del finde. Aquí se espera a todo aquél que tenga amor por el vino (con o sin conocimiento) y ganas de pasar un buen rato descorchando una botella.