“No me gusta ser empresario, no es lo mío”, zanja Kike Jiménez. La noticia del cierre de Trenca-Dish, el restaurante en el que se hizo un nombre como cocinero, llega casi al mismo tiempo que la de su incorporación como jefe de cocina y director gastronómico del hotel One Shot Reina Victoria. Quince días después de desembarcar en este icónico edificio de principios de siglo -en el que pernoctaron en su día intelectuales como Ernest Hemingway, Jacinto Benavente, Federico García Lorca y Robert Capa-, Kike recibe a Guía Hedonista para hablarnos de lo que se trae entre manos.
“No hemos cerrado Trenca-Dish porque no tuviésemos clientes ni nada parecido -aclara-. De hecho, al principio quise compaginarlo con esta nueva oportunidad que se me abrió con la cadena One Shot. Pero me di cuenta de que no podía con todo, y que prefería quitarme de encima todo el peso que supone llevar la gestión económica y de personal de un negocio propio. Esas cosas me quitaban tanto tiempo que al final entré en un círculo de rutina que me impedía hacer cosas nuevas. Era ya como el día de la marmota. Ahora tengo tiempo para dedicarme solo a cocinar y a pensar platos nuevos y buscar nuevas ideas”.
Estamos sentadas en una de las mesas redondas de Filigrana, que es como se llama el restaurante conocido hasta hace seis meses como The Little Queen. Un haz de luz atraviesa la ventana y se despliega sobre el mantel blanco. Frente a nosotros, la entrada del Teatro Principal de València y el trasiego cotidiano de la calle Barcas. “Todavía es pronto para saber a cuánto público de la calle vamos a ser capaces de atraer -confiesa Kike, sincero en todo momento-. Todavía hay gente que se corta cuando tiene que pasar por delante de la recepción; no sabe que en los restaurantes de los hoteles puede comer todo el mundo, no solo los huéspedes”. Lo que parece probable es que buena parte de la clientela habitual de Trenca-Dish se reconduzca a este nuevo establecimiento, cuyas directrices van a ser muy similares: producto bien tratado, más atención al pescado que a la carne –la lonja es la segunda casa de Jiménez-, buenos arroces y precios contenidos.