VALÈNCIA. La Línea 10 de Metrovalencia ya es una realidad. Este martes a mediodía se puso en marcha el servicio de metro-tranvía entre el centro de València y el barrio de Nazaret, previa inauguración en un acto institucional con olor electoral. La innegable expectación se sustentaba en una espera de 15 años desde que el gobierno que presidía Francisco Camps -con José Ramón García al frente de la Conselleria de Transportes- empezara en 2007 las obras de la entonces llamada T2. La crisis económica hizo suspender las actuaciones, y el ejecutivo de Ximo Puig ha acabado el proyecto.
En estos términos, la apertura de la línea constituye indiscutiblemente uno de los principales hitos del gobierno de izquierdas que desde 2015 dirige tanto el Ayuntamiento de València como la administración autonómica. De ahí el entusiasmo, el de acabar unas obras que dejó a medias el anterior ejecutivo popular tras años de demora, animó a organizar una presentación que, si no fue una inauguración -todos evitaron llamarla así-, se le pareció mucho: no hubo placas como antaño, pero no faltó ni presentación ni paseíllo entre las masas a un año de los comicios electorales.
El president de la Generalitat, Ximo Puig, y el alcalde, Joan Ribó, pero también la recién designada consellera de Obras Públicas, Rebeca Torró, el ex titular del departamento, España, y la vicealcaldesa, Sandra Gómez, fueron los protagonistas junto a la gerente de la empresa que dirige el metro -FGV-, Anaïs Menguzzato. Fue una cita que, para no ser una inauguración, contó también con la asistencia entre el público de notable representación del gobierno municipal, como el vicealcalde Sergi Campillo y los ediles Borja Sanjuán, Pere Fuset, Giuseppe Grezzi, Luisa Notario e Isa Lozano.