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Más costes y menos contratos: la hostelería, ante la reforma laboral que lucha contra la temporalidad

  • Foto: DAVID ZORRAKINO/EP

VALÈNCIA. La reforma laboral refrendada por la mínima -y por un error- el pasado jueves en el Congreso de los Diputados ya empieza a suscitar algunas reacciones tras ser bien estudiada por los diferentes sectores económicos. La norma, que entre otras cosas ataca de lleno el flanco de la temporalidad al suprimir el contrato de obra y servicio, incide en sectores que por su naturaleza tiran mano de la flexibilidad que permitía el marco laboral hasta el momento. Es el caso de la hostelería, cuya patronal valenciana ya advierte un posible aumento de los costes laborales y un período de adaptación que conllevará, a su juicio, una menor cantidad de contratos nuevos.

"La temporalidad en nuestro sector se debe a las características de nuestra actividad y a sus periodos de trabajo, en los que hay determinados incrementos que dependen del número de clientes que acuden a un local y que, en muchas ocasiones, es imprevisible", explica el presidente de la Federación Empresarial de Hosteleria de Valencia (FEHV), Manuel Espinar, quien sin poder dar una estimación numérica de cómo podrá afectar la nueva regulación en el sector, sí adelanta que va a suponer "una importante afectación". Y El motivo no es otro que el cambio en las modalidades de contrato.

La desaparición del contrato por obra o servicio, uno de los que más alimentaba la temporalidad sólo deja paso a contratos temporales para sustituciones, o por circunstancias imprevisibles de la producción con contratos de hasta seis meses o un año si lo permite el convenio. En caso de que ese aumento de la producción sea previsible -donde parece enmarcarse el sector de la hostelería-, sólo se podrá contratar a una persona un máximo de 90 días no consecutivos. Plazos, todos ellos, que si se exceden, convertirán en fijo al trabajador en cuestión.

"Esto -explica Espinar a Valencia Plaza- va a suponer tener que utilizar otras fórmulas de contratación que pueden suponer un incremento de costes salariales", que se sumarán, subraya, a otros nuevos que introduce la propia norma. Por ejemplo, para desincentivar los contratos ultra-cortos, la reforma impone una subida de la cotización para los contratos de menos de 30 días. Unos cambios, entre otros, que han puesto en alerta a los negocios del sector para poder adaptarse.

Manuel Espinar. Foto: KIKE TABERNER

De hecho, el presidente de la FEHV reconoce que la federación ha recibido "muchas consultas sobre el nuevo régimen legal aplicable" a partir del 31 de marzo, debido a los tres meses de vacatio legis que recoge la normativa. Y especialmente, las dudas residen en la contratación de "los extras de fin de semana y de festivos". "Se tendrá que acudir a los contratos temporales limitados o a los contratos de fijos-discontinuos para poder cubrir esta situación", una circunstancia que "va a suponer mayor complejidad para las empresas", pues deberán "cumplir determinadas condiciones para su correcta implantación".

Preguntado sobre la afectación en los niveles de contratación del sector, si admite que durante el período de adaptación probablemente "durante un tiempo se pueda producir una reducción de la contratación de las empresas". Ante la nueva ley, a la postre, lo que han de hacer empresarios y autónomos es "una previsión de sus necesidades" a medio y largo plazo y "redefinir los puestos estructurales frente a los coyunturales". Pero también pide a la administración clarificar algunas cuestiones que la reforma "deja a interpretación" y que, sobre todo, "reconozca las particularidades del sector de la hostelería y fije modalidades contractuales ad hoc, creando especialidades contractuales como en otros sectores.

Sindicatos y Generalitat, satisfechos

"Es la primera reforma laboral de España que ataca de verdad la temporalidad", incide el secretario general de UGT-PV, Ismael Sáez, quien admite que aún así los sindicatos se han "dejado pelos en la gatera", pero subraya que "es lo máximo que se podía hacer para aquellos que más padecen las temporalidad. A su juicio, los empresarios buscan habitualmente, y también en la contratación de empleados, "asumir el menor riesgo", por lo que "abusaban de la temporalidad".

 Ismael Sáez, secretario general de UGT-PV. Foto: EVA MÁÑEZ

No obstante, señala Sáez, "si la economía funciona, el despido es el último recurso y por tanto no se asumirá ningún coste". Y en el caso de recurrir al despido, señala, existe el Fondo de Garantía Salarial, de manera que dicho abuso de la temporalidad ha sido durante este tiempo "una prevención más que una realidad objetiva". Para el secretario general de UGT-PV, sin embargo, será "francamente difícil" aprobar otra reforma laboral en los próximos años porque "la situación de la política española es compleja" y queda poco para agotar la legislatura.

El secretario de Empleo de CCOO PV, Juan Carlos Gallart, por su parte recuerda que cerca del 40% del total de contratos que se hacen cada mes son temporales. "La consecuencia previsible es que muchos de esos contratos no amparados en una necesidad real de temporalidad se trasladen a contratos indefinidos", señala, para recordar que también se refuerza el contrato fijo-discontinuo para sectores estacionales.

"No creo que vaya a ser un trauma", asegura Gallart, pues lo que se hace es "acotar las causas por las que se hacen" contratos temporales dado que "muchos eran en fraude de ley porque no había una causa justificada. También destaca de la reforma que refuerza el régimen sancionador: "Cada contrato fraudulento tendrá consecuencias de manera independiente; mientras que antes, cuando se cometía fraude, se ponía una multa sin tener en cuenta el número de trabajadores en esa situación".

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