VALÈNCIA (VP). A principios de siglo XX, los agricultores valencianos recogían los desechos urbanos de la ciudad a través de las puertas de entradas, como las Torres de Serrano, y más tarde depositaban y separaban la materia orgánica del resto. De esta forma, la materia orgánica era usada como enmienda para suelos y los productos obtenidos vendidos en los mercados de la ciudad. Un grupo de ellos se constituyó en sociedad y así nació, en 1900, S.A. Agricultores de la Vega de Valencia (SAV), aplicando un modelo de economía circular cuando todavía no existía ese término, ni nadie hablaba de las 3 R: recuperación, reciclaje y reutilización.
Ese compromiso con el medio ambiente también está relacionado con otra de sus señas de identidad, la innovación. "Para ser la empresa referente medio ambiental durante 120 años en la Comunidad hemos tenido que innovar permanentemente. Muestra de ello ha sido el disponer de los primeros recolectores de carga lateral a nivel nacional; ser la primera contrata de jardines y zonas verdes en tener una flota 100% eléctrica, también a nivel a nacional; ser pioneros a nivel europeo en implantar, de la mano de la danesa DNV, la medición de la huella hídrica en zonas ajardinadas o construir y gestionar una de las plantas de tratamiento de residuos más modernas de Europa. La lista es interminable", afirma Jerónimo Franco, director de I+D+i y proyectos europeos de SAV.
La apuesta por la innovación y por el medio ambiente les ha llevado a participar en innumerables proyectos europeos en estos años. "El ser parte de un consorcio europeo significa una oportunidad para enfrentarse conjuntamente con organizaciones top a los desafíos medio ambientales. El compartir infraestructuras, conocimientos y el poder desarrollar I+D+i en consorcios público-privados permite no solo trabajar en las áreas más científicas o técnicas sino que desde el kick off del proyecto los desarrollos son dirigidos para ser integrados en políticas públicas lo que asegura que tendrán una incidencia directa en la mejora del medio ambiente y por ende de la calidad de vida de los ciudadanos" destaca Jerónimo Franco que también añade que a la hora de establecer nuevos modelos de negocios, "los consorcios permiten contar con todos los actores necesarios para su creación, desde los end users, suministradores o usuarios finales hasta socios que desarrollan la parte de marketing, business entre otros".
En la actualidad SAV participa en dos proyectos europeos, WaystUP! y Hoop, dentro del marco de la economía circular. "Hoy en día, la transición a una bioeconomía es imprescindible y una economía basada en un modelo lineal, de ‘usar y tirar’, ya no es una opción válida. La adopción de un modelo circular proporcionará beneficios ambientales y sociales al tiempo que brinda nuevas oportunidades económicas y comerciales", asegura el director de I+D+i y proyectos europeos de SAV.
- Tanto WaystUP! como Hoop están coordinados por SAV, ¿qué objetivos se han marcado en estos proyectos?
- En el caso de WaysTUP! su objetivo es utilizar los recursos biológicos de la agricultura, las aguas residuales y los desechos orgánicos para crear nuevos productos sostenibles y de valor. Por lo tanto, WaysTUP! es un proyecto basado en la bioeconomía dentro de un marco de economía circular. Por ejemplo, vamos a utilizar subproductos de la pesca (gestionados por pequeños productores) o excedentes de carne de los mercados municipales para producir nuevos subproductos valiosos, como gelatinas y piensos.
Otro ejemplo interesante dentro del proyecto será el uso de biochar de los procesos de tratamiento de agua como fertilizante en huertos locales de pequeños agricultores en Valencia, para retener la estructura del suelo y la humedad durante los tiempos secos mientras retiene los nutrientes durante los períodos húmedos.
Ahora mismo, dentro de este proyecto, estamos construyendo una planta de bio-procesos en la provincia de Valencia, que esperamos esté en funcionamiento para principios de 2021. Esto nos va ha permitir fomentar la economía circular en todo el territorio valenciano, ya que se podrá medir el potencial de conversión de multitud de subproductos en nuevos bio-productos de valor. Daremos soluciones medio ambientales a las empresas valencianas, pero siempre teniendo muy presente que el mercado en términos de viabilidad financiera será el europeo. Como se puede observar, entre los principales objetivos de WaysTUP! esta apoyar la economía y el empleo local.
Por su parte, el proyecto Hoop ha sido la propuesta estrella de la Comisión Europea en la última convocatoria y precisamente empieza donde WaysTUP! acaba. A partir de las experiencias previas se van a desarrollar pre-estudios sobre una gran variedad de bio-productos para que aquellas ciudades que deseen aplicar la economía circular cuenten con una guía práctica y una plataforma europea donde se incluirán todas las posibilidades de bio-productos así como los actores de dentro de la Unión Europea. Este proyecto tiene un fuerte carácter mediterráneo ya que fue impulsado por ITENE, Cetenma (Murcia) y SAV. Sin duda con estos dos proyectos hemos situado a la región a la vanguardia europea de la economía circular. Esto no lo decimos nosotros, nos lo comentan desde la Comisión.
- ¿Por qué es importante este tipo de proyectos de economía circular en este momento?
-El mundo está presenciando la vulnerabilidad de los sistemas actuales de producción y consumo. WaysTUP! y Hoop demostrarán que, además de transformar los desechos y subproductos en materias primas de alta calidad, a fin de reducir el impacto sobre el medio ambiente, también se puede contribuir hacia una economía más competitiva en Europa.