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Filipinas: milagro económico, grandes retos sociales y oportunismo estratégico

  • Panorámica del río Pasig en la ciudad de Manila. Foto: EFE

Filipinas es una realidad compleja. Desde el punto de vista de su morfología territorial y espacial, Filipinas constituye un extenso archipiélago de 300 000 km2, situado entre la Taiwán y Borneo, integrado por más de siete mil islas. No solo se trata de un país muy poblado —en la actualidad roza los 105 millones de habitantes—, sino que además la densidad de su población es más que notable, ya que alcanza los 350 habitantes por kilómetro cuadrado. 

Por lo que respecta a su historia, fue colonia española (aunque la tutela directa no solo la ejercía Nueva España —es decir, México—, sino que la propia colonización del territorio la realizó ese país) durante más de tres siglos. Esto hizo que, a pesar de la influencia previa del mundo chino, indio e incluso del islam a partir del siglo XIV, que pervive en el archipiélago con cerca de un 10 % de seguidores en la actualidad, la presencia española fuera definitoria en la configuración de Filipinas. Como dicen en Manila con un humor feroz, “pasamos de tres siglos de convento a cuarenta años de Hollywood”. En efecto, tras la derrota española con ocasión de la Guerra Hispano-Americana de 1898 (así, el acto constitutivo que podríamos calificar como claramente imperial de esa nueva nación americana, que manifestó en sus inicios su voluntad de no querer ser lo mismo que las potencias europeas, fue apoderarse de los territorios de ultramar de la más indefensa potencia europea, que no era otra que la decadente España de finales del siglo XIX), se inició un largo periodo de dominio americano, solo interrumpido por la ocupación japonesa durante la Segunda Guerra Mundial, hasta la independencia a partir de 1946. El resultado es una cultura profundamente mestiza que se expresa en numerosas manifestaciones, desde su herencia arquitectónica (que se materializa en sus bellas iglesias coloniales) a su sabrosa gastronomía.

Recientemente, Filipinas también ha dado de qué hablar por ser un claro ejemplo de éxito económico. En efecto, tras superar una profunda crisis originada en los últimos años de la dictadura del presidente Marcos, el crecimiento económico ha sido robusto, la inflación controlada, su deuda se ha mantenido en niveles digeribles y se ha beneficiado de una mano de obra potente y joven. De esta forma, el PIB de la economía filipina en los últimos cinco año se ha situado en todo momento entre el 6 y el 7 %. Además, se ha producido progresivamente un mayor protagonismo del sector público, hasta alcanzar un 60 % de la actividad económica, lo que denota que la economía filipina está llegando a su madurez. Los pronósticos para el 2019 son razonablemente optimistas. La economía nacional debería beneficiarse de los estímulos fiscales y del gasto en infraestructura impulsado por el Gobierno.

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