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LA OPINIÓN PUBLICADA

Estos fastidiosos pactos

  • Agueda Micó, Manolo Mata y Antonio Estañ, al inicio de las negociaciones. Foto: KIKE TABERNER

Una vez finalizado el ciclo electoral, ha llegado la hora de la negociación para formar equipos de gobierno en ayuntamientos, diputaciones provinciales, comunidades autónomas y en el Gobierno central. Mucho poder en juego, y no demasiado tiempo para negociarlo. Y, además, en un escenario que no tiene nada que ver con el del bipartidismo, cuando la cosa estaba muy clara, y a lo sumo quedaba dilucidar cuál iba a ser la factura del partido pequeño (a menudo, nacionalista periférico) a cambio de sus votos.

En cambio, ahora los partidos han de negociar a tres y a más bandas. Incorporar en sus equipos de gobierno a dirigentes de formaciones políticas muy variadas, con procedencias e ideologías dispares. Prometer el oro y el moro a pequeños partidos cuyo diputado o par de diputados son fundamentales para obtener la investidura o sostener la acción de gobierno, y que a menudo se llevan a matar entre sí, o con alguno de los socios.

Son muchos cambios, y no es fácil acomodarse a la nueva realidad. Estos días lo estamos viendo claramente en dos escenarios: las negociaciones para formar gobierno en la Generalitat Valenciana, por un lado; y la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español, por otro. No en vano, son las instituciones en las que primero se celebraron elecciones, aunque los ayuntamientos tendrán que constituirse antes (y con menos margen de maniobra: o alguien obtiene la mayoría absoluta, o gobernará el más votado).

En la Comunitat Valenciana, estas semanas hemos vivido una espiral de críticas e indignación de los socios tradicionales, PSPV y Compromís, con los recién llegados: EUPV y (sobre todo) Podemos. Al parecer, dicen desde las filas socialistas, en Podemos pretenden obtener un par de consellerias, incluso una vicepresidencia. Y esto, por razones que se me escapan, constituye un escándalo de marca mayor. ¡Quieren entrar en el Gobierno para ocupar sillones, qué escándalo!

El verdadero escándalo, me temo, no es que quieran ocupar sillones (que, evidentemente, es lo que quieren), sino que estos sillones están ocupados... por Compromís y el PSPV. Para que entren los nuevos, hay que hacer sitio, puesto que en la administración autonómica está todo bastante tasado. Pueden aparecer más consellerias (ya se está hablando de catorce, más la presidencia, igualando el récord de Camps), pero surgirán a partir de secretarías autonómicas y direcciones generales ya existentes.

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