Valencia Plaza

las protestas de los agricultores

El sector primario grita, algunos cocineros hablan… y otros callan (II)

  • Kike Taberner

Nuestros agricultores con sus tractores, a los que se han unido también ganaderos, han tomado las carreteras y las calles de diferentes ciudades para protestar a través de contundentes movilizaciones y huelgas. No es un tema efímero, aunque muchos medios de comunicación se empeñen en negarle la visibilidad.

En esta ocasión, aportamos más pluralidad de opiniones desde el sector gastronómico: se pronuncian Ricard Camarena, María José San Román, Alejandra Herrador, Aurora Torres, Cristina Figueira y Kiko Lázaro. Seis reflexiones para que continuemos reflexionando sobre un asunto que no es baladí. Las preocupaciones y las reivindicaciones de nuestros agricultores ya están encima de nuestras mesas. 

“Nuestros agricultores no deberían competir desde la rentabilidad sino a través de la calidad y la diferenciación. Y los consumidores tenemos que apostar por lo próximo para generar un impacto positivo y hacer fuerte nuestro tejido productivo”. Ricard Camarena.

La mirada natural de Ricard hacia el campo siempre ha estado puesta en la temporada, a través de los agricultores valencianos con los que trabaja. Él es inspiración y espejo para muchos otros cocineros que, atraídos por el producto de proximidad o por una filosofía más coherente, han encontrado su discurso propio gracias a sinergias similares. Por eso no podía faltar su reflexión en este artículo: así es como ve Ricard Camarena el grito del sector agrario. 

“Sus reivindicaciones son necesarias, sobre todo porque falta mucho reconocimiento al trabajo que hacen, pero hay que ver si éste tiene que ir en forma de subvenciones o de ayudas directas”, comienza reflexionando Camarena durante nuestra conversación. “El problema es muy complejo, porque también entra en juego el valor añadido que tiene que aportar este sector, que hemos de ver como vulnerable. Nuestros costes de producción y controles impactan mucho sobre el precio final pero no siempre sobre la calidad, ahí está la discrepancia y por eso mucha gente no sabe distinguir. Desde mi punto de vista, tiene que intentar competir no desde la rentabilidad en cuanto a kilos y precio de las explotaciones sino desde la calidad y la diferenciación”, continúa el cocinero valenciano.

 “En un mundo tan globalizado, competir contra países que no tienen tantos condicionantes se me antoja complicado, aunque nos aseguren que sí que pasan esos controles”. En su caso, nos cuenta que trabaja con agricultores desde hace 14 años y que el precio siempre se lo han puesto ellos. “Tiene que resultarles rentable. Yo les compro a un precio mayor que el que le suelen pagar porque quiero que ese valor añadido lo puedan capitalizar. Yo quiero que cuando les llame para encargarles algún producto, se les ilumine la cara. Y luego ya entra en juego mi parte, ya que mi trabajo es defender ese producto en mis restaurantes”, reflexiona.

¿Y el consumidor de a pie? “Hemos de apostar por lo próximo para generar un impacto positivo en nuestro alrededor y ayudar a las personas que tenemos más cerca. Si en cada pueblo y en cada ciudad se hace eso, conseguiremos hacer fuerte nuestro tejido”, concluye.

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