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jornada sobre el desperdicio alimentario

El problema real que exige una solución inmediata

  • Foto: RAFAEL MOLINA

VALÈNCIA. Actualmente, un tercio de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia, lo que supone, a nivel mundial, 1.300 millones de toneladas de alimentos desperdiciados. Los datos del Ministerio de Agricultura hablan de que entre octubre de 2015 y septiembre de 2016 los hogares españoles tiraron a la basura 1.245,9 millones de kilos de alimentos en condiciones de ser consumidos. Y esto ocurre al mismo tiempo que, según el último informe de FAO sobre el hambre en el mundo, más de 850 millones de personas terminan su jornada sin el aporte nutricional necesario.

Las cifras impresionan, pero hay un contrapunto positivo. En España mismo, en un año se redujo el desperdicio alimentario en un 6% y se tiraron a la basura 80 millones de kilos menos. Asimismo, se percibe una clara concienciación de que el desperdicio alimentario es un problema no sólo ético, sino también económico y medio ambiental. Los campos llenos de frutos y hortalizas sin recoger, las imágenes de decenas de kilos abandonados, son un impacto demasiado evidente como para eludirlo.

Ejemplo de esa sensibilidad hacia este problema ha sido la jornada que se celebró este martes de Diálogos sobre alternativas al desperdicio alimentario, organizada por la Universitat Politècnica de València y la Cátedra Tierra Ciudadana, un evento que reunió a lo largo de diez horas a una veintena de personalidades de diferentes ámbitos. El rector de la Politécnica, Francisco Mora, y el alcalde de València, Joan Ribó, fueron los encargados de inaugurar la cita acompañados por el director de la Cátedra Terra Ciudadana, José María García Álvarez-Coque.

Tristram Stuart, agitador mediático

Entre los invitados destacaba la presencia del historiador británico Tristram Stuart, autor del célebre libro Despilfarro: el escándalo global de la comida, que ha sido un best seller mundial y que desde hace más de una década viaja por todo el mundo concienciando de un hecho: con las cifras oficiales, si cogiéramos todo lo que se tira en tiendas, restaurantes y casas de EEUU y Europa, solo con eso, podríamos alimentar varias veces a los cerca de mil millones de personas que pasan hambre en el mundo.

Los cinco talleres diseñados para la ocasión coincidieron en la necesidad de reformas legislativas que, por un lado, permitan incentivar comportamientos que contribuyan a un mejor uso de la producción alimentaria y, por otro, favorezcan la investigación y la faciliten. Asimismo, se hizo hincapié en la necesidad de concienciar a la población, porque parte del despilfarro alimentario se produce por cuestiones estéticas, ya que son frutas u hortalizas que no llegan a los comercios porque no tienen un aspecto perfecto. Y, como muy gráficamente se titula el libro de Manuel Brusca, Los tomates de verdad son feos. 

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