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el callejero

El nieto del Tío Bola

  • Foto: KIKE TABERNER

VALÈNCIA. Miguel Guillot nos recibe como si fuera un predicador. Con la camisa planchada, una Biblia en la mano y el porte de alguien que lleva una buena vida. Se sienta, abre el libro sagrado y, cuando parece que vaya a leer un salmo, empieza a sacar fotografías y recortes de periódico. Son los recuerdos tangibles que atesora de su abuelo, el Tío Bola, un hombre del Cabanyal que era tan buena persona que los vecinos pidieron que le dedicaran una calle.

El árbol genealógico lo podría encabezar el bisabuelo, Miguel Guillot, que se hizo célebre en el marítimo después de un accidentado encuentro de globos aerostáticos en la playa de la Malvarrosa. "Si un globo aún parece algo exótico, imagínate en 1850. Ese día hubo mucho aire y se escapó un globo, que fue a parar a uno de los campos de mi bisabuelo en Benimaclet. Él fue corriendo a engancharlo, pero tuvo un percance y lo arrastró, aunque al final logró hacerse con él".

Aquella gesta le hizo muy popular y cuando dos personas hablaban de aquel Miguel y no sabía quién era, preguntaba: "Quin Micalet?". Y el otro le contestaba: "Micalet el de la bola".

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