VALÈNCIA. Faltan apenas 24 horas para que se celebre el pleno de constitución de la Diputación de Valencia, la única gran institución de la Comunitat donde el bloque de izquierdas puede aunar una mayoría. El problema para las fuerzas progresistas es que, en este momento, no existe un pacto entre las tres formaciones con representación para presidir la corporación. De continuar este desacuerdo, la institución recaería en manos del PP que lidera Vicente Mompó, por ser la fuerza que ostenta mayor número de diputados.
Este miércoles, el PSPV (con 12 escaños) y Compromís (con tres) cerraron un acuerdo para "reeditar un gobierno progresista" en la Diputación con el socialista Carlos Fernández Bielsa al frente, con una invitación a Ens Uneix -propietario del voto decisivo-, para sumarse. No obstante, el partido con base en Ontinyent liderado por el exsocialista Jorge Rodríguez, sigue anclado en la postura que manifestó la semana pasada: votarán a su única representante, Natàlia Enguix, como presidenta y, si no es respaldada por PSPV y Compromís, la Diputación será controlada por el PP.
¿Cuál es el problema para la unión de la izquierda? Precisamente, el gran obstáculo para el acuerdo es que no existe un obstáculo claro y definido. Este martes, tal y como informó Valencia Plaza, Rodríguez y Bielsa se reunieron sin que se produjera ningún avance en la negociación. Los socialistas ya cedieron a todas las solicitudes de inversiones y otras cuestiones administrativas -como la vicepresidencia primera- que pidió Ens Uneix: sin embargo, el partido de Rodríguez decidió romper las conversaciones con el PSPV al considerar que la formación socialista "no es fiable" y acusar a la dirección autonómica del puño y la rosa, especialmente a su secretario general, Ximo Puig, de torpedear las negociaciones porque, a juicio de Ens Uneix, no quiere que Bielsa sea presidente de la Diputación debido a sus últimas desavenencias internas.