Entrevista

Educación

Preparar a los hijos para la vida: el reto de la sobreprotección

VALÈNCIA. En la actualidad, uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los padres es el de encontrar el equilibrio entre proteger a sus hijos y fomentar su autonomía. Según los especialistas, la sobreprotección se ha convertido en un error común, pero con consecuencias serias para el desarrollo emocional y social de los niños. Proteger en exceso puede llevar a los pequeños a creer que son incapaces de asumir retos por sí mismos, lo que les genera inseguridad y baja autoestima que puede acentuarse especialmente durante la adolescencia.

“Cuando sobreprotegemos, en realidad lo que estamos haciendo es desproteger. Los niños acaban creyendo que no pueden hacer nada sin la ayuda constante de sus padres. Eso les conduce a la inseguridad personal, la baja autoestima y a sentirse poco útiles, sobre todo cuando llegan a la ESO”, señala la especialista en inteligencia emocional, Gutiérrez Lestón.

El verdadero reto transformador para los padres es aprender a confiar en las capacidades de sus hijos y permitirles asumir responsabilidades. Los niños son, en palabras de la especialista, “más fuertes, creativos e inteligentes de lo que solemos imaginar”. Un paso esencial en esta dirección es dejar de hacer por ellos aquello que ya pueden hacer por sí mismos, que puede ir desde preparar su mochila hasta abrocharse el abrigo o hacerse la merienda. Estas tareas cotidianas, aunque pequeñas, son oportunidades valiosas para fomentar su autonomía. Convertir estos momentos en juegos, como invitarles a hacer la mochila en un tiempo récord o a preparar el mejor bocadillo, no solo los motiva, sino que también les enseña a disfrutar del proceso de aprender y ser independientes.

“Cada vez que haces algo por ellos pregúntate: ¿esto podría hacerlo solo? Si la respuesta es sí, invítalo a que lo haga la próxima vez. Si puede ser desde el juego o el reto, es mucho más divertido”, explica Gutiérrez Lestón, añadiendo que pequeños desafíos diarios pueden marcar una gran diferencia.

Fomentar la autonomía también implica cambiar la mirada que se tiene sobre los niños. En lugar de enfocarse en sus debilidades o en lo que no pueden hacer, es fundamental identificar sus fortalezas y confiar en sus capacidades. Esto no solo afianza la relación entre padres e hijos, sino que también les da a ellos la seguridad necesaria para asumir más responsabilidades y tomar decisiones por sí mismos. “La educación es el juego de las oportunidades. Si no les damos la opción para que lo hagan ellos, se equivoquen y aprendan, los convertiremos en seres dependientes”, advierte.

La sobreprotección, además, tiene un impacto profundo en la formación emocional de los jóvenes. “Crecen creyendo que no pueden ser sus propios protectores, lo cual los lleva a la dependencia. Suelen estar poco acostumbrados al ‘no’, toleran muy poco la frustración y tienen poca confianza en los demás y en sí mismos. Aunque puedan parecer caprichosos y exigentes, en el fondo tienen una autoestima muy baja y muchos miedos. Sobreproteger es educar con miedo”, continúa explicando la experta. Este enfoque no fortalece a los más pequeños, más bien, los vuelve menos resilientes frente a los desafíos de la vida.

Para fomentar un entorno que impulse su desarrollo, es crucial no quitarles las piedras del camino, sino acompañarlos mientras se encuentran e incluso se tropiezan con ellas. En casa, la familia debe funcionar como un equipo en el que cada miembro asuma sus compromisos, incluidos los de los más pequeños. Esto implica legitimar sus emociones, darles espacio para expresarse y hacerles ver que, incluso a edades tempranas, son capaces de implicarse en pequeños desafíos diarios.

Paradójicamente, muchos padres que hoy tienden a sobreproteger a sus hijos fueron criados con gran libertad y autonomía. Sin embargo, el miedo ha tomado un papel predominante en su forma de educar. “Cuando nos nace una criatura, nos invaden todos los miedos del mundo: miedo a que no sea feliz, a que no tenga amigos, a que se frustre… Pero hay que hacerse una pregunta importante: ¿quién quieres que eduque a tu hijo, tu miedo o tú?”, cuestiona la especialista, subrayando la importancia de gestionar estos temores para evitar que condicionen la educación.

Al final, solo hay dos caminos posibles: “preparar el camino para los hijos o preparar a los hijos para el camino”. Educarles para que desarrollen su autonomía y confianza no solo les permitirá afrontar los desafíos de la vida, sino también descubrir que son mucho más capaces y valientes de lo que imaginaban.

Si deseas asistir a la conferencia puedes inscribirte aquí. Entrada, aparcamiento y ludoteca gratuitos,

 

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