De nombre yanki y apellido valenciano. De Dénia concretamente, aunque por sus venas también corre sangre lusa. Danny Lledó nació en Estados Unidos, pero vivió de niño en Dénia, de dónde es toda su familia paterna. Volvió a Estados Unidos y estudió finanzas en la Universidad de Maryland, pero su corazón seguía vinculado al mediterráneo y a lo que había visto en casa, la cocina (su padre era también cocinero). Trabajó con José Andrés antes de abrir en Washington D.C, Xiquet, un restaurante de cocina valenciana que tiene un poco de la Tasca Eulalia y algo de Quique Dacosta. Cocina paellas a leña en una cocina acristalada y platos tradicionales valencianos a los que le da un toque de autor desde hace poco más de un año. Ese atrevimiento le ha valido conseguir uno de los máximos galardones a los que aspira un restaurante. La paella valenciana ya tiene su estrella.
Felicidades, en primer lugar. Casi un mes después del anuncio ¿Cómo estás? ¿Sigues en la luna?
Muchas gracias. Bueno, la verdad es que casi me siento aliviado de que hayan pasado las primeras semanas. Ha sido una locura. Después del “notición” aterrizamos plenamente en la luna, y tras recibir el calor de las felicitaciones de clientes, colegas chefs, amigos y seguidores, quisimos volver rápidamente a la Tierra para seguir trabajando. Haber conseguido esta estrella supone un gran reconocimiento y de hecho, curiosamente ha sido la primera crítica que he recibido en mi vida, así que las reservas se han disparado, ahora estamos ocupados al máximo. Un gran placer poder decir algo así después del año que hemos tenido
En el año más complicado para el sector de la hostelería tú, no solo abres un restaurante de cocina tradicional valenciana, te atreves a ponerle un nombre en valenciano sino que consigues uno de los máximos reconocimientos a los que puede optar un restaurante... ¿Cómo lo has hecho?
La cocina qué estamos haciendo en Xiquet está inspirada y enraizada en los platos tradicionales de Valencia, pero son también de vanguardia, todo tiene un toque personal y es lo qué a mí me divierte. Desde el principio tuve claro qué el nombre tenía qué ser valenciano, y xiquet es como me llamaban de pequeño en mi familia. Este restaurante es mi sueño, mi xiquet, tiene corazón, y en estos recuerdos es donde encontré su nombre.
Creo que ser disciplinado, tener la capacidad de reinventarse, de buscar alternativas, el atreverse a probarlas y contar con un buen equipo han sido la clave para qué este año haya terminado de esta manera. Eso y fe en qué todo saldrá bien!
Trabajaste en finanzas antes de dedicarte a la cocina. ¿Cómo se pasa de estudiar el mercado de valores a cocinar paellas a leña en Washington?
Yo siempre fui bueno en matemáticas y me han gustado las finanzas, y en paralelo siempre anduve en la cocina. Después de la universidad trabajé un tiempo en finanzas pero lo qué a mi me llamaba era la cocina, y llegado el momento decidí hacer el cambio. Las finanzas me dieron la capacidad de entender lo qué implica tener un negocio, la estrategia de la empresa, a ver más allá de la creatividad, que es la parte qué realmente me divierte. Al final, si quieres que tu negocio funcione, tienes que entender tus números, es clave para cualquier empresario.
Abres en marzo de 2020, pero imagino que Xiquet nace mucho antes y hay un trabajo importante detrás. ¿Cuándo y cómo surge la idea de montar el restaurante?
La idea del restaurante Xiquet se ha ido forjando a lo largo de muchos años, viene de una larga trayectoria de pasión por la cocina mediterránea. Tengo recuerdos de mis amigos, la familia Vives, qué aun tienen su restaurante “La Tasca Eulalia” en Denia, del buen trato qué han dado siempre a sus clientes. Aprendí mucho en la cocina con mi padre, que también fue chef. Y bueno, siempre he tenido ganas de tener un restaurante español. También conocer a mi amigo Didier Fertilati, que también ha trabajado con Quique Dacosta, que me cambió la forma de pensar. Me hizo pensar en los detalles, que al final son los qué hacen una experiencia inolvidable.
Has trabajado en Think Food Group, la empresa del chef José Andrés, otro de los grandes embajadores de la gastronomía española en Estados Unidos. ¿Qué hiciste allí y cómo fue la experiencia?
De trabajar con José Andrés he aprendido mucho sobre el funcionamiento de una sala, la gran responsabilidad que tenemos de tener nuestro propio restaurante y de lo mucho que se puede aportar a la sociedad. Además de como chef, admiro profundamente su labor humanitaria, siempre presente donde hace falta. Para mí, es importante devolver lo que la vida te ha dado, y hacerlo con las personas que no lo tienen tan fácil o que están pasando por dificultades. Colaboro desde hace años con causas que me importan, como la erradicación de la pobreza extrema en India con la Fundación Vicente Ferrer o con la fundación Chefs for Equality, por la lucha de los derechos de igualdad de LGTB. Ojalá más personas se sumen al activismo social en la medida que puedan y por aquello en lo qué crean.
¿Cuánto hay de Dénia en Xiquet?
Uy! Dénia es el corazón de Xiquet. Es el tambor, es el sentimiento mediterráneo, la cultura, un estilo de vivir que es agradable. En Xiquet damos una atención al cliente que es como Dénia, alegre y con vida, pero qué invita a relajarse y disfrutar. En el menú hay arroces que he vivido y trabajado toda mi vida, como el arroz a banda o los arroces marineros, y ahora acabamos de empezar a trabajar la gamba roja de Dénia. Hay una presencia de nuestra agricultura, nuestro producto. Nuestro postre estrella es la naranja que he trabajado con la chef Mayte Martínez. La naranja es lo nuestro, nos representa. No solo a Dénia, sino a todos los valencianos. A veces en los restaurantes refinados preparan algo muy goloso, muy bonito, muy especial (¡y sí, muy rico!) y se olvida, digamos, ese principio de terminar de una forma sencilla y agradable. Lo delicioso de lo sencillo. Yo le rindo homenaje a la naranja con nuestro postre taronja del segle XXI, qué he preparado con la chef Mayte Martínez. Es una presentación de naranja de nueve formas diferentes. Además de gajos de naranja, tiene crema pastelera de naranja, un sifón de naranja, arena de naranja, perfume de flor de naranja, etc. Todo de naranja. Algo muy original, fresco y dulce.
Al final nuestro menú degustación representa nuestra forma de vivir: un balance, un equilibrio. Con vegetales, mariscos, con fruta, como comemos nosotros. Y ese equilibrio, esa vida relajada y alegre, me la enseñó Dénia.
Desde el fin de semana pasado, has empezado a trabajar con la reina del Mediterráneo, la gamba roja de Dénia. ¿Cómo la preparas?¿Qué tal las primeras reacciones?
Sí, desde hace unos días servimos la gamba roja de Dénia. Las preparo a la plancha, con aceite y sal, algo muy sencillo y delicioso. Quería qué el producto se disfrute y se conozca por sí mismo, y qué entendieran lo dulce qué es la cabeza, pues en Estados Unidos, ni siquiera suelen vender gambas con cabeza. Lo he hecho de esta forma porque quería qué la gamba se luciera, darle el protagonismo que merece, y no hacerla parte de otro plato. Las primeras reacciones están siendo increíbles. Comentan qué es la mejor gamba qué han comido, está gustando muchísimo.