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Colaboración: la vacuna social contra el coronavirus

  • Los sanitarios del hospital San Francesc de Borja reciben un homenaje de parte de Cruz Roja (BORJA ABARGUES)

VALÈNCIA.-La sociedad comienza a despertar del virus que paralizó al mundo y lo unió para hacer frente a ese enemigo en común. Una lenta apertura que comienza a palparse en las calles, con la sociedad transitando con mascarilla, los comercios abriendo sus puertas paulatinamente y las empresas recuperando su producción. La «nueva normalidad», como lo bautizó el Gobierno. Lo hacen tras dos meses en los que la ciudadanía se ha volcado en ayudar al prójimo y el tejido empresarial se ha adaptado de forma desorganizada pero efectiva para dar respuesta a las necesidades que iban surgiendo a causa de la crisis sanitaria. Una unión entre sociedad, sector privado y sector público inaudita y que deja tantas lecciones como incógnitas de cara al futuro. La pandemia paralizó casi por completo la economía causando una crisis tan profunda como de incierta duración.

Dos cosas parecen claras: la primera, que empresas y trabajadores quieren ponerse en marcha cuanto antes pero cuanto más dure el confinamiento más lenta y costosa será la recuperación. Y en segundo lugar, que los gobiernos nacional y autonómico deben seguir contando con el sector privado que ha sabido estar a las duras; pueden hacerlo evitando palos en las ruedas y aprovechando el momento para, de la mano, recomponer un tejido productivo mejor que el que teníamos.    

La crisis sanitaria ha movido la capacidad de reacción de las empresas para dar solución a las necesidades que se iban planteando: primero mascarillas, luego batas y respiradores y posteriormente test de detección del virus. «En el momento álgido de la curva muchas empresas se unieron para elaborar material sanitario, otras regalaron colchones o hicieron donativos a los bancos de alimentos», comenta Amparo Bertomeu, presidenta de la Asociación Nacional de Fabricantes y Exportadores de Muebles (Anieme). Una ayuda que ha abierto una nueva vía para algunas empresas pues, por ejemplo, ahora hay una gran demanda de mamparas divisorias para oficinas, restaurantes y bares. «Se ha creado un pequeño nicho de mercado para aquellas empresas que tienen capacidad de destinar una parte de la producción a la elaboración de otros productos, lo que permite contrarrestar la bajada de la demanda», detalla. 

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