Valencia Plaza

RESTORÁN DE LA SEMANA

Ca Morera

  • Foto: KIKE TABERNER

VALÈNCIA. Los cocineros salvajes, los pura raza, tienen ciertos ademanes característicos. No conocía a Jordi Morera, viejo mercenario de los fogones valencianos, pero casi de inmediato supe a qué especie me enfrentaba. Ha abierto su tasca, Ca Morera, en pleno casco histórico. Y digo tasca porque no hay otra manera de definir el espacio, de dimensiones reducidas, con apenas cuatro mesas, donde él cocina y una chica sirve, como si del comedor de una casa se tratase. Estética actual, maneras informales, para un conjunto muy old school. Ni teléfono para el público (no admite reservas), ni redes sociales. Tampoco hay carta que valga. 

"Aquest restaurant es com la meua casa", nos dice, con una convicción que da pánico. Y si estás de visita, te toca comer lo que mande el anfitrión. Faltaría más.

De este aspecto ya estaba prevenida, pero no imaginaba que sería extensible a la bebida. Era miércoles por la noche y nos encontramos todas las mesas completas, por lo que esperamos en la barra. “Voleu alguna cosa?”, nos preguntó la camarera. “Vamos a tomar un vino”, fue la respuesta. Viraje de la chica, orden de Jordi y descorche de una botella de Monastrell. Y ya está, ni quieres tinto, ni quieres blanco; punto y pelota. Por suerte, estábamos dispuestos a apurarla, rendidos a no prostestar, en favor del pase que Jordi nos tenía preparado. “Jo us vaig traient plats i vosaltres alceu la mà quan estigueu bé ", nos explica como introducción.

Le pregunté cómo llevaba la clientela lo de comer -y beber- a ciegas. Me respondió que la gente se sentía cómoda, porque sabía que cenaría bien por un precio ajustado.

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