“Recuerdo cuando yo era niño, y mi abuelo me enviaba aquí con una botella vacía de vidrio para comprarle vino tinto a granel para la comida”. Han pasado más de treinta años, pero Miguel Ángel Ganchero, vecino de Ruzafa desde la cuna, describe con precisión el suelo de la antigua bodega, surcado de canaletas que desembocaban en un sumidero al que iban a parar los caldos derramados en los procesos de trasvase. Un letrero original de espejo nos indica que estamos en el mismo local fundado por la familia Seguí en 1915. Ahora se llama Amor Amargo.
Javi Serrano y Vicent Martínez, conocidos en el sector hostelero por su buena labor en el restaurante El Garatge, han unido fuerzas con Luna Arguijo y David Cleries para llevar adelante este nuevo proyecto, que cumple muchos requisitos para convertirse en el bar con mayúsculas que todos echábamos de menos en el barrio de Ruzafa: alegre, con jaleo, siempre abierto. Con buena música, menú diario con comida casera y expositor de tapas. Para disfrutar tanto sentada como de pie. Cuenta con terraza con vistas al mercado de Ruzafa y un tranquilo salón interior, pero su mayor valor diferencial reside en la “vida la barra”.