ALICANTE. Si el resultado electoral del pasado domingo ha deparado alguna conclusión, además de las que ya se dio el pasado 28A, es que la provincia de Alicante ha vuelto al escenario de hace 28 años, y que camina, de nuevo, hacia el bipartidismo. Ahora, el PSPV-PSOE vuelve a ser la fuerza más votada, esta vez, por algo más de 18.000 votos, respecto a PP, que ha pasado a ser la segunda, algo que no pasaba desde las generales de 1993, cuando la formación liderada por José María Aznar aventajó, por primera vez, a la de Felipe González.
De las otras tres fuerzas políticas que siguen, sólo han aguantado el ritmo, y a mucha distancia, Ciudadanos, que pasa a ser la tercera fuerza -algo que ya ocurrió el 28A- y Compromís, que pierde 15.000 sufragios respecto a hace cuatro años, aunque aumenta el número de concejales -en eso, sí que es la tercera fuerza-. La confluencia Podemos-Esquerra Unida cae a la quinta y sexta plaza debido a su división. El pasado 28A, en las generales, Compromís fue la sexta fuerza; Podemos la cuarta, y Vox, la quinta. Vox por su parte sólo ha obtenido 28.000 votos en las municipales, muy focalizados, y muy lejos de los más de 100.000 sufragios logrado hace un mes.
Pero si hay otro rasgo que emparenta las elecciones de 2019 y 1991 es que el reparto de feudos era muy parecido al actual, aunque en aquel momento, el PP era la fuerza pujante que pretendía alcanzar el liderazgo, y el PSOE era la fuerza dominante que ya empezaba a mostrar ciertos rasgos de agotamiento. En 1991, el PSOE ya controlaba el eje del Vinalopó (Elche, Aspe, Novelda, Elda, Petrer, Villena) y l'Alcoià-Comtat. El PP dominaba Torrevieja y Orihuela, como ahora, y se hizo con Benidorm -con el marujazo que catapultó a Eduardo Zaplana-.
Este mismo escenario es el que parece que se ha repetido ahora, aunque con excepciones, como siempre. Los rasgos de los actores secundarios también son parecidos: Compromís ya era fuerte en la Marina Alta, y tenía un diputado provincial; y Ciudadanos ha venido a sustituir a lo que era el CDS del momento, que era la tercera fuerza política provincial. Esquerra Unida era un poco más fuerte que ahora, quizás por el hecho de que sólo tenía una marca electoral, y no dos, o tres, como ha ocurrido con la confluencia con Podemos.