Valencia Plaza

propone a las empresas desempeñar un papel activo en el futuro de los viajes sostenibles

Air France-KLM y la agencia BMC Global se unen para impulsar el desarrollo de la industria del SAF

VALÈNCIA. El sector de la aviación tiene por delante el reto de reducir las emisiones de sus aviones, que pasa por reconvertir su modelo y ser más sostenible, tanto por las exigencias que llegan desde la Unión Europea como de los propios viajeros, cada vez más comprometidos por la emergencia climática. Y es que, el transporte aéreo representa casi el 4% de las emisiones de CO2 a la atmósfera en la Unión Europea —el doble que el ferrocarril— y la aviación supone el 14% de las emisiones del sector, solo por detrás del transporte por carretera (72%) y muy por encima del ferrocarril (1%), según cifras de la Agencia Europea de Medio Ambiente (EEA).

Un camino de descarbonización que desde Air France-KLM se lleva trazando desde años, convirtiéndose en pionero y líder en el uso de combustible sostenible de aviación SAF (Sustainable Aviation Fuel en sus siglas en inglés). De hecho, en 2011, KLM llevó a cabo el primer vuelo comercial del mundo impulsado en parte por combustible fabricado con aceite de cocina usado. Un primer paso que ha seguido a otros tantos para incorporar y potenciar la industria de SAF, un combustible sostenible para la aviación que se pueden fabricar a partir de aceites usados, residuos de la agricultura o forestales. De hecho, pueden reducir hasta el 80% de las emisiones de las aeronaves, de acuerdo a las estimaciones de IATA, la patronal de las aerolíneas. 

Con ese objetivo de descarbonización del transporte aéreo, Air France-KLM ha llegado a un acuerdo con la agencia BMC Global y que ha sido firmado entre Fabrice Marchand, Trade & Leisure Sales Manager de Air France, KLM y Delta para España y Jordi Osuna, CEO de BMC Global. Un acuerdo que pretende impulsar el desarrollo de la industria del combustible sostenible de aviación (SAF) y poner fin a uno de los grandes desafíos en la actualidad: potenciar la industria de SAF, pues en 2022 representó menos del 0,05% del total utilizado en la Unión Europea debido a su baja producción mundial —en 2021, representaba el 0,01% del consumo mundial de combustible—, lo que se traduce en precios entre cuatro y ocho veces superiores a los de los combustibles fósiles. 

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