Castellón es un olivar multipremiado por su Aceite de Oliva Virgen Extra; con una valoración de 91 sobre 100, el AOVE Radix Nostra Nana (Sant Jordi) logró un reconocimiento como Top 10 mundial en 2024, algo que solo ha logrado otro aceite español en los premios Evooleum; Castellón es una de las regiones españolas con más variedades super locales según Paloma Roures (asesora y especialista, Intercoop) asegura que los aceites castellonenses son la envidia por su calidad organoléptica - o eso le transmiten los mejores profesionales de paneles de cata nacionales-. Este olivar que se abre hueco en el mapa nacional, está en jaque y puede ser la primera ficha del dominó de una tendencia generalizada.
Las condiciones actuales suponen un punto de inflexión a la dinámica del olivar tradicional y profesional que lejos de ser consecuencia de un año vecero, ve acentuada una tendencia que precipita decisiones estratégicas. Sí, este año cierran muchísimas almazaras cooperativas a pesar de ser el músculo de la mayoría de los pueblos de Castellón y Valencia.
Hace unos meses hablábamos de las marcas que han surgido en la región norte de la Comunidad Valenciana como consecuencia de la cultura olelícola de una zona que conserva la mayor concentración del mundo de olivos milenarios de la Farga. Y con eso de que las segundas partes nunca fueron buenas llega una catastrófica realidad. Le medimos el pulso al paisaje, a los productores, al territorio o al origen: cómo sea que desde la mesa se le quiera llamar al sector primario, porque si éste se derrumba, solo queda aire en el plato.
Las cifras y los cierres
Este verano, la Unió Llauradora i Ramadera ya estimaba un 85% el descenso productivo para la campaña del 2024/25, la Consellería de Agricultura lo situaba entre un 95 y un 100% en las principales zonas productoras de secano y entre un 40 y un 95% en regadío. Si los últimos 20 años situaban a Castellón en las 113.000 toneladas, esta campaña prevé una producción de aceitunas de alrededor de 35.500 toneladas, más baja aún que las anteriores.
“Hace dos años hicimos 87.000 kg en una muy mala campaña (habitualmente abarcan 3 millones de kilos), si este año hacemos la mitad de esto serían muchas”, cuenta Miguel Azucena de la Cooperativa de Canet Lo Roig (Baix Maestrat). Han decidido cerrar su molino este año porque abrir implica pérdidas y llevarán las aceitunas a La Jana. En la misma zona, David y Juanjo emprendieron un proyecto propio con la marca Lo Canetà para AOVE en ecológico: “Sólo tenemos 95 litros de Farga de los 2.000 litros de un año normal, pasaremos el año con otras variedades y algunos litros que nos quedan de la pasada edición”.
“La actual es un 5% de una cosecha normal: un absoluto desastre”. Jordi Segarra, gerente de la Oleolícola Penyagolosa (Vilafamés) confirma que, efectivamente, la cosecha de hace dos años supuso el 20% y ya entonces la gente mayor insistían en que no recordaban una cosecha tan baja en los últimos 50 años. La almazara recoge aceitunas de Les Useres, La Pobla, Cabanes, Vilafamés (Plana Alta y Alcalatén). “Pensábamos que tardaríamos otros 30 años más en vivir una situación así y resulta que es mucho más acentuada”. Tampoco abren el molino: “nuestro molino es muy grande y ponerlo en marcha para esta cantidad no es viable ni económicamente ni por calidad”. Las infraestructuras requieren un proceso de elaboración constante y debido a la poca cantidad de este año las máquinas se ven forzadas a parar en vez de funcionar 24 horas, lo cual disminuye calidad. Esta cooperativa puede trabajar un millón de kilos de oliva (170.000 litros de aceite) y este año molturarán en otro pueblo sólo 50.000kg - unos 9.000 litros.
Este descenso del 68% sobre la media conllevan a una pérdida de ingresos para los productores valencianos estimada por la Unió en 49,2 millones de euros. Vicent Insa, responsable del sector aceite de la Federación de Cooperativas de la Comunitat Valenciana, confirma que el secano es el gran afectado y en consecuencia, Castellón. Esta realidad también llega a Concentaina y a València al Canal Navarrés.