Valencia Plaza

el muro

Abandono histórico

  • Foto: CIUDADANOS

Con el reparto digital y la irrupción de nuevos canales televisivos en nuestro territorio aparecieron un gran puñado de medios vinculados a favores o supuestamente independientes que convirtieron a nuestra televisión global en un nuevo paradigma de sensaciones audiovisuales. Por tanto, había que llenar sus respectivas parrillas. Y así comenzamos a ser conquistados por nuevos formatos de todos los colores y contenidos. La producción televisiva puede alcanzar límites insospechados. Sólo hace falta apostar por una idea. 

En eso, las productoras australianas, británicas y canadienses nos aventajan. Son capaces de convertir un espacio de forja en un hit televisivo, como también otro de cocina extrema, reforma de viviendas, aventuras sin ropa o de mera supervivencia en una jungla. Esos espacios nos han sacado de la ortodoxia televisiva que las cadenas generalistas repetían y aún repiten incansablemente hasta el aburrimiento. Por ello, el éxito de las nuevas plataformas, sus series y novedades que están acabando con el cine y la televisión como los conocíamos hasta hace pocos años. Normal.

He de confesarlo. Como a mí me gusta el mercadeo, también terminé sucumbido a algunos de ellos; por ejemplo esos programas de tele realidad manipulada pero muy divertida que consisten en la compra de almacenes, contenedores y el vaciado de espacios ocupados y abandonados por impago o desaparición de sus propietarios. Vamos, los llamados trasteros.

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