Cierto enemigo acérrimo de Jacques Cousteau acusó al explorador francés de maltratar a los octópodos que viajaban en el acuario de la popa del Calypso, por lo que parece, una práctica compartida por más restauradores que emisiones de El Mundo Submarino. Pero la ignominia no nos amedrenta y nos sumergimos en los mares y en los bares de la urbe para restaurar nuestra fe en el cocinado de este animal marino.
Taberna vasca Ché
Avenida del Regne de València, 9. Cánovas
En un futuro ideal para la ciudad, al menos dos tercios de las franquicias de “panaderías” se convertirían en una taberna similar al Ché, con sus camareros curtidos en el arte de dar bien de comer, el interiorismo a base de recuerdos de grandes gestas deportivas, cerveza tirada con gracia y tapas como su pulpo: tierno, sabroso y con una base de patata bien cocida bien empapada de aceite de oliva y pimentón. Estamos ante un clásico pulpo a feira en su canónico plato de madera.
El Garatge
Calle Escultor Alfonso Gabino, 19. Plaza Honduras
Ya se habló en esta casa de que Valencia necesita restaurantes como el Garatge, y como reafirmación a la sentencia, su pulpo. Una pata entera -nota enciclopédica: los pulpos tienen seis brazos y dos patas, no 8 patas. Qué cosas- sometida a las fuertes llamaradas del fuego purificador y acompañada de unas gotas de salsa romescu, láminas de patatas y generosa cantidad de aceite. Ma-ra-vi-lla.