VALÈNCIA (EP). Un estudio europeo, llevado a cabo entre octubre de 2022 y abril de 2023, en el marco del proyecto 'WellBased', liderado por València y coordinado por Las Naves, ha puesto de manifiesto la estrecha vinculación de la pobreza energética con los problemas de salud.
Este trabajo ha estado realizado por institutos europeos de investigación sanitaria, como la Universidad de Leeds, la Erasmus University Medical Center o el instituto valenciano Incliva, además de por personas expertas en energía de todas las ciudades participantes en el proyecto.
El estudio ha sido ejecutado en cinco de las seis ciudades piloto de WellBased: Edirne (Turquía), Obuda Budapest (Hungría), Leeds (Reino Unido), Jelgava (Letonia) y València, donde las personas encuestadas --miembros de un total de 356 hogares-- participan directamente en el proyecto WellBased.
De las respuestas obtenidas, se desprende la coincidencia entre pobreza energética y problemas de salud, con datos destacables como que el 65% de los 356 hogares encuestados declararon una mala salud mental y el 30% una afección pulmonar. Durante el invierno muchos hogares se quedaron regularmente sin necesidades básicas diarias, como calefacción o iluminación, y el 29% incluso evitó la atención sanitaria debido a sus costes.
Según este estudio, las situaciones de pobreza energética se extienden durante todo el año, como consecuencia de las olas de calor, las inundaciones, además de las bajas temperaturas invernales. Este dato es especialmente preocupante, ya que los cinco países incluidos en el estudio introdujeron medidas de emergencia para las personas en situación de mayor vulnerabilidad, como tarifas reguladas y vales energéticos o subvenciones para la rehabilitación energética de las viviendas.
"Las subvenciones no fueron suficientes o no llegaron a las personas adecuadas. Las personas que entrevistamos se sintieron obligadas a recurrir a distintas prácticas para hacer frente al invierno. Entre nuestros encuestados y encuestadas, por ejemplo, el 13% acudió a edificios públicos y el 21% a casa de un vecino o amigo para calentarse", afirma la coautora del estudio, la profesora Lucie Middlemiss, experta en pobreza energética de la Universidad de Leeds.
"Si los y las responsables políticos no abren los ojos ante los desastrosos efectos de la pobreza energética en la salud física y mental de las personas y toman medidas contra ella, millones de vidas europeas se verán negativamente afectadas e incluso en peligro", afirma la técnica I+D+i de Las Naves, Elena Rocher, coordinadora del estudio.
Es por ello, que la conclusión fundamental de este estudio es la necesidad de ampliar las políticas y medidas de apoyo para combatir esta pobreza, las cuales evitarían serios problemas de salud a los colectivos que la padecen.
La investigación señala que los problemas de salud pueden ser síntomas reveladores de pobreza energética, y viceversa, por ello se necesita un modelo energético que tenga en cuenta la salud. El estudio recomienda analizar los problemas de salud como medio para identificar a aquellas personas con necesidades energéticas adicionales. Para ello subraya la utilidad de programas de apoyo para abordar estas cuestiones que se solapan, y la urgencia de que las políticas públicas aborden las normas de vivienda y la eficiencia energética.
El estudio ha constatado que lamentablemente la pobreza energética está geográficamente muy extendida. Contrastando los datos de la investigación con las medidas de emergencia puestas en marcha por los gobiernos nacionales, los esfuerzos a corto plazo no proporcionan un alivio adecuado a los hogares vulnerables.
Más del 60% de las y los españoles encuestados que vivían en situación de pobreza energética en València no se sentían cómodos en casa a pesar de tener acceso a tarifas eléctricas sociales y vales de energía. En Turquía, donde la mayoría de las personas encuestadas pertenecen a la comunidad romaní de la ciudad de Edirne, casi el 100% sufría frío e insalubridad en sus hogares y el 75,9% declaró sufrir ansiedad o depresión.
Algunas de las personas encuestadas experimentan múltiples desventajas sociales: por ejemplo, pertenecer a una minoría étnica o ser discapacitada o estar enferma, así como tener bajos ingresos y un bajo nivel educativo. Estas características sociales pueden agravar tanto la pobreza energética como la mala salud. Por tanto, las estrategias sanitarias deben abordar los determinantes sociales y medioambientales de la salud asociados a la pobreza energética.
El proyecto 'WellBased', del que forman parte 10 países europeos, tiene como objetivo el diseño, la implementación y evaluación de un programa urbano integral para reducir en nuestra ciudad la pobreza energética y sus efectos en la salud y el bienestar de las personas. En la capital valenciana se ha puesto en marcha un piloto que bajo el nombre, Escuela Ciudadana por el Derecho a la Energía, actúa en los barrios de Algirós, Camins al Grau, Poblats Marítims, Benimaclet, Orriols, Torrefiel, Benicalap y Patraix.
En total, participan en València 260 viviendas y 354 personas. El piloto realiza mediciones de parámetros de salud, recogida de datos relacionados con los consumos y facturas energéticas, e instalación de sensores de temperatura, humedad y CO2 en los hogares.
También se llevan a cabo auditorías energéticas dirigidas a la mejora de la eficiencia energética, instalación de kits de eficiencia energética en los hogares, optimización de facturas para reducir los costes e intervenciones comunitarias basadas en el derecho a la energía.
La concejala de Innovación del Ayuntamiento de València, Paula Llobet, remarca el compromiso de la ciudad con la lucha contra la pobreza energética "y con el diálogo a nivel europeo sobre esta cuestión". "Este es un problema global del cual podemos salir más reforzados si intercambiamos nuestra experiencia en las políticas con las de otros países, con un objetivo común: reducir la desigualdad", ha aseverado la edil.