La afirmación "el desayuno es la comida más importante del día" es un tópico muy manido que nunca ha tenido mucha base científica, pero el nuevo estudio danés ha explorado cómo afectan los distintos tipos de desayuno a la saciedad y la concentración, y ha añadido nuevo combustible al viejo tópico.
El estudio realizó un seguimiento de 30 mujeres obesas de entre 18 y 30 años durante tres días, en los que consumieron un desayuno rico en proteínas, un desayuno rico en carbohidratos o ningún desayuno. La sensación de saciedad, los niveles hormonales y la ingesta energética de las mujeres se midieron a la hora de comer. También se midió su ingesta energética diaria total. Las participantes también tuvieron que completar una prueba de concentración cognitiva durante el estudio.
"Descubrimos que un desayuno rico en proteínas con skyr (un producto a base de leche agria) y avena aumentaba la saciedad y la concentración de los participantes, pero no reducía la ingesta total de energía en comparación con saltarse el desayuno o tomar un desayuno rico en carbohidratos", afirma Mette Hansen, profesora asociada en la Universidad Aarhus, doctora del Departamento de Salud Pública y una de las autoras del estudio.
El número de personas con sobrepeso está aumentando en todo el mundo. La obesidad suele ir acompañada de enfermedades relacionadas con el estilo de vida, como la diabetes de tipo 2. Estudios anteriores han demostrado que las personas que desayunan tienen un IMC más bajo que las que no desayunan, y en general se ha demostrado que los alimentos ricos en proteínas tienen un mayor efecto saciante en comparación con los alimentos ricos en carbohidratos y ricos en grasas con el mismo contenido calórico.
Se trataba, pues, de comprobar si un desayuno rico en proteínas podía ser una buena estrategia para lograr una mayor saciedad durante el día y reducir así la ingesta diaria de calorías. Sin embargo, la solución no es tan sencilla, según Mette Hansen. "Los resultados confirman que las comidas ricas en proteínas aumentan la sensación de saciedad, lo cual es positivo para prevenir el aumento de peso. Sin embargo, los resultados también sugieren que, para que esta estrategia nutricional sea eficaz, no basta con tomar un desayuno rico en proteínas", precisa.
El potencial de sustituir una dieta rica en carbohidratos por otra rica en proteínas se aprecia claramente en los efectos saciantes medidos en el estudio. Varios de los sujetos tuvieron dificultades para consumir todo el desayuno rico en proteínas consistente en skyr y avena.
"Resulta intrigante que pueda haber una diferencia tan grande en el efecto saciante de dos comidas diferentes con el mismo contenido calórico. Si las mujeres del proyecto hubieran podido elegir ellas mismas el tamaño de la comida, es probable que hubieran consumido más alimentos y, por tanto, más calorías el día en que se les sirvió pan y mermelada que el día en que se les sirvió pan y mermelada que el día en que se les dio skyr y avena", explica Mette Hansen.
Según la investigadora, aunque el estudio ha aportado datos importantes, también tiene sus limitaciones porque sólo participaron en él mujeres jóvenes con sobrepeso. La investigación también se basa en observaciones a relativamente corto plazo, lo que deja abierta la cuestión de cómo los cambios dietéticos a largo plazo pueden afectar a la salud y el peso.
Por ello, Mette Hansen señala que el estudio subraya la necesidad de seguir investigando para comprender cómo afectan los distintos tipos de alimentos a la salud a lo largo del tiempo.
"Ya tenemos nuevos datos procedentes de un ensayo en el que los participantes recibieron un desayuno rico en proteínas o un desayuno bajo en proteínas --señala--. El objetivo era estudiar cómo afectan los distintos tipos de desayuno a la composición corporal y a otros parámetros como la microbiota y los niveles de colesterol", concluye Hansen, que indica que los resultados de estos estudios pueden dar lugar a la elaboración de recomendaciones nutricionales más específicas en el futuro.