ALICANTE. Con el título de Electronic and spin properties of open-shell nanographenes defendió su tesis, el pasado día 29 de septiembre, Ricardo Ortiz Cano, alumno del Programa de Doctorado en Ciencia de Materiales. Esta investigación, que ha sido financiada por el programa ACIF de la GVA y dirigida por Joaquín Fernández Rossier (International Iberian Nanotechnology Laboratory y Depto. Física Aplicada) y Juan Carlos Sancho García (Depto. Química Física), arroja nuevos cálculos aplicados a los nanografenos.
En concreto, el investigador se ha basado en los principios de la mecánica cuántica para implementar y programar dichos métodos, de forma que sean aplicables a cualquier nanografeno imaginable, “lo que convierte a su trabajo en universal ya que puede ser útil para otros grupos de investigación en el futuro”, explica el profesor Sancho.
Es tal la relevancia de la investigación que el doctorando ha publicado artículos en la prestigiosa revista Nature Chemistry, así como en Nano Letters y en Angewandte Chemie International Edition, entre otras, lo que contribuye, además, decisivamente en el posicionamiento de la Universidad de Alicante en índices y rankings internacionales, como el de Shangai o el "Nature index".
Los nanografenos son pequeñas porciones de grafeno, cortadas en diferentes formas y tamaños, cuyas propiedades distan de las del material de partida precisamente por su tamaño finito y no infinito como es el caso del propio grafeno. Los autores lo explican así: “Imaginemos una hoja de papel tan grande como para que no veamos sus bordes. Podríamos cortar pequeñas porciones en cualquier dirección, siempre que respetáramos los enlaces químicos que forman el material. La forma de esas porciones (moléculas ya en la realidad) determina completamente sus propiedades ya que la materia debe adaptarse a su topología especifica. Si se eligen ciertas formas particulares, como triangulares o romboidales, se puede lograr que esa molécula tenga propiedades magnéticas muy acusadas, al tener que romperse de algún modo la simetría tan grande de la lámina infinita de la que partíamos. Ese tipo de moléculas podría utilizarse en el futuro en tecnologías cuánticas emergentes como la superconductividad, o los ordenadores cuánticos, lográndose avances para encontrar soluciones a los problemas actuales de la sociedad, la economía o el medio ambiente”.
“En estos momentos hay varios grupos de investigación en todo el mundo que han logrado sintetizar esas móléculas a pesar de su alta reactividad”, comentan, como es el caso del centro EMPA (Swiss Federal Laboratories for Materials Science and Technology), con el que ha colaborado el doctorando.