Esta semana en el Debate de Política General de Les Corts, el Presidente Ximo Puig anunciaba la creación de un nuevo órgano en materia de Sanidad, un nuevo servicio Valenciano de Salud. Esta medida sumada a la creación de una comisionada de la presidencia de la Generalitat para la coordinación de los suministros sanitarios a inicios de la pandemia viene a suponer un refuerzo de las tareas de control de Ximo Puig al frente de la consellería más delicada en tiempos de coronavirus. Lo explica muy bien Ximo Aguar en Alicante Plaza:
El Presidente también anunció en esa cesta de regalos sorpresa, una gratificación extraordinaria para los profesionales de sanidad por el esfuerzo de estos meses y la creación de un Comisionado para la transformación de la Atención Primaria. Nuestra Comunidad no está tan mal en cifras de contagios como otros territorios de España, pero el servicio de atención primaria está muy tocado. No se molesten en llamar por teléfono para pedir cita porque no hay nadie al otro lado. La centralita siempre comunica. Es imposible coger día para que te atienda el médico vía telefónica y desde hace meses, casi desde marzo tampoco funciona el servicio de cita previa por internet, precisamente cuando debería estar más activo para evitar desplazamientos innecesarios. Los médicos de atención primaria están colapsados y atendiendo a los pacientes de forma telefónica. Tienen las agendas saturadas y cubren hasta tres veces el cupo de pacientes que les corresponde. Son verdaderos héroes. No obstante, son varias las veces que los profesionales de atención primaria han protestado públicamente por falta de medios. A inicios de mes, reclamaban a la Consellera que visitara los centros de salud, que fuera a pie de calle para ver in situ la saturación de los centros en la Comunidad Valenciana. Le presentaron un decálogo con el conjunto de medidas necesarias para paliar la pésima asistencia sanitaria. Todas ellas son propuestas razonables. Entre ellas, más personal para atender la centralita, mayor vigilancia en centros de salud saturados ante la pérdida de paciencia de algunos enfermos que pasan horas en cola para ser atendidos.
También exigen la necesidad de que sean otras personas (auxiliares) las encargadas de expedir certificados o realizar tareas burocráticas. Piensen ustedes todas las veces que ya en circunstancias de “vieja normalidad”, el médico pasaba más tiempo cumplimentando en el ordenador la ficha del paciente que realizando su propia función de revisión de la salud. Esta última tarea es insustituible, pero las labores burocráticas sí pueden ser delegadas en auxiliares. Esto está fallando desde hace tiempo y no se le ha puesto solución. Todos los medios están centralizados en COVID, pero para cada ciudadano su salud es fundamental, aunque no sea COVID lo que padezca. Al final no moriremos de COVID y sí de otras patologías por falta de atención.
También el MIR está en huelga desde hace tiempo. Piden un salario más digno ya que el actual no se corresponde con los años dedicados a su formación y a la preparación que tienen, y también piden más tiempo de descanso, pueden llegar a trabajar 36 horas sin interrupción. Esto último nos debería preocupar también a los ciudadanos, aunque sólo fuera por puro egoísmo. El colectivo ha pedido la dimisión de la consellera en varias ocasiones y se quejan de que no les atiende. Aunque, algunas de sus reivindicaciones escapan a la conselleria de sanidad, si existe talante negociador y empatía, se puede ejercer de intermediaria ante quien corresponda.
La Covid arrasa con todo y también con la gestión pública. Pero además, este traje (el de sanidad) le queda grande a la Consellera que ya parece “saturada” para lidiar con tal bicho. Septiembre es un buen mes para remodelar gobiernos, cambiar caras en las consellerias e iniciar el curso político con nuevos “bríos” y con personas con fuerzas para manejar los problemas. Las fortalezas y anclajes que tienen algunas personas en el seno de los partidos puede ser la única explicación que encuentro a determinadas decisiones políticas. En este caso, la decisión del Presidente Puig de “vaciar” la consellería de sanidad sin cambiar a su titular.