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Y así, sin más

Un país que se viste con miedo y teme vestir

13/01/2024 - 

ALICANTE. ¿Cuánta gente conocemos que no se atreve a ponerse lo que quiere por el qué dirán? Tuve un conocido que solo se ponía las prendas que yo me ponía. Era fuerte, porque aparecía días después con lo mismo. Muchas veces lo que nos impide vestir de una forma determinada o experimentar con nuevas prendas, colores y estilos, es el miedo. El miedo a que nos vean o a lo que piensen de nosotros. No experimentamos por el temor a que transmitamos una imagen diferente a la habitual, a que nos encasillen en una categoría determinada o, simplemente, porque no sabemos por dónde empezar. Hay gente que se replantea hasta la propia sexualidad de las personas por el mero hecho de usar unas prendas u otras. Fijaos qué poder tiene esa industria banal, tonta y meramente superficial que parecemos los que nos dedicamos a la moda.

Nos enseñaron que la diferencia estaba pagada con un precio horrible y que las miradas por la calle siempre tenían una connotación negativa. ¿Por qué tengo miedo a que me miren? ¿El hecho de que me miren conlleva siempre una evaluación negativa o puede ser también positiva? ¿Qué me asusta realmente? ¿Qué es lo peor que puede ocurrir? ¿Realmente es tan importante lo que piensen sobre mí? ¿Lo que piensen sobre mí me hace peor persona?

“Yo es que diseño para hombres que se niegan a usar tules, pedrería y encaje” fue lo que me confesó Alejandro Gómez Palomo, Palomo Spain, una mañana. Eso pasó tiempo después de que desayunando con Sybilla –la mítica diseñadora que conquistó el globo desde Japón hasta Estados Unidos– me dijera que para ella la moda “eran las personas vistiendo y sintiendo, recordando los momentos especiales por lo que llevaban puesto”. Porque la moda es eso. La moda está en la calle, en los taxis, en el centro y en el extrarradio. Realmente, donde pocas veces está la moda, realmente, es en la pasarela. Y el ser humano necesita experimentar. No podemos cohibirlo dentro de estereotipos retrógrados y machistas adoptados por personas con la cabeza muy cerrada, la boca suelta y la mirada muy sucia.


Experimentar no significa realizar un cambio de look total y de una sola vez. Empieza por realizar una incorporación progresiva de nuevas prendas a tu estilo habitual, combinándolas con las que ya forman parte de tu armario. De esta forma, te será mucho más sencillo comprobar la versatilidad de tus prendas y distintas formas de combinarlas con otras prendas diferentes, de forma que tengas una imagen mucho más actualizada sin salir demasiado de tu estilo. Lo más fácil es empezar añadiendo un color diferente en pequeños estampados o en complementos como pulseras, collares, zapatos o bolsos. O hacer que no combinen. Porque si algo aprendimos de las chicas de Sexo en Nueva York fue que un bolso y un zapato no debían de combinar con nuestro look, sino romperlo. Con los bolsos y los zapatos me pasa un poco como cuando la gente me dice que le gusta la pintura de un artista pero que no le combina en el salón. ¿Excuse me? ¿Desde cuándo se compra el arte porque sea combinable?

La edad no es un problema a la hora de experimentar. Se puede renovar el estilo a los veinte, a los cuarenta o a los setenta. Lo importante es adaptarlo a tu edad y características corporales y tener la motivación y la actitud para hacerlo, siendo flexible en el pensamiento y estando abierto a alternativas diferentes a las que has tenido hasta ahora. Porque el mundo evoluciona. Mi abuela murió sin ponerse unos pantalones, por ejemplo.

Experimentar es sinónimo de vivir, de probar, de autoconocimiento y de atrevimiento. Permite desarrollar la habilidad de ser creativo y diferente, pudiendo mostrar tu personalidad simplemente con que te vean y no ser una fotocopia aburrida de otro. Eso mola mucho, ¿no?


Lo bueno de experimentar es que es gratis. Puedes probar diferentes combinaciones en casa o pasar una tarde de tiendas con la mente abierta a nuevas propuestas. La moda es un juego y hay que jugar: pruébate esa mini que tanto te llama la atención, coge unos pantalones de campana noventeros, camina por el pasillo de tu casa con tacones y calcetines al ritmo de Girls Just Wanna Have Fun. El momento es ahora. ¿Qué es lo peor que puede pasar? Da un paso más. Póntelo y sal a la calle. ¿A quién le importa lo que tú hagas? No dejar que la cultura del miedo nos domine es el mejor paso hacia la libertad y rebeldía que podemos dar. Además de que te divertirás, aunque algunas combinaciones no estarán hechas para ti, seguramente realizarás nuevos descubrimientos que sí te gustarán. Y no culpéis a las palabras que os puedan decir. Porque hay palabras que no tienen culpa y bocas que no tienen perdón.

Y así, sin más, miré a la calle con aire esperanzador de revolución.

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