MADRID (EP). La cebolla y el ajo son ingredientes fundamentales en muchos platos, y son clave en el sofrito, un elemento básico de la cocina española pero también en la de otros países. Ahora, la Universidad de Puerto Rico, país donde se consume también habitualmente, ha comprobado que esta receta, además de sus propiedades nutritivas saudables, también puede ayudar a reducir el riesgo de cáncer de mama.
El estudio, que ha sido codirigido por investigadores de la Universidad de Buffalo (Estados Unidos) y publicado en la revista 'Nutrition and Cancer', es el primero que examina la asociación entre el consumo de cebolla y ajo y el cáncer de seno en Puerto Rico. "Descubrimos que entre las mujeres puertorriqueñas, la ingesta combinada de cebolla y ajo, así como el sofrito, se asoció con un menor riesgo de cáncer de mama", explica Gauri Desai, autora principal del estudio, estudiante de doctorado en Epidemiología en la Escuela de Salud Pública y Profesiones de la Salud de la Universidad de Buffalo.
De hecho, aquellas que consumieron sofrito más de una vez al día tuvieron una disminución del riesgo del 67% en comparación con las mujeres que nunca lo comieron. La idea para el estudio surgió de la evidencia científica previa que muestra que comer cebolla y ajo puede tener un efecto protector contra el cáncer.
"Estudiar a las mujeres puertorriqueñas que consumen muchas cebollas y ajos como sofrito fue único", destaca Desai, quien puntualiza que consumir cebollas y ajos, no solo el sofrito, está asociado con esta reducción del riesgo de cáncer.
Puerto Rico era un lugar perfecto para estudiar, porque las mujeres allí consumen mayores cantidades de cebolla y ajo que en Europa y los Estados Unidos, debido en gran parte a la popularidad del sofrito, anotó Desai. Las cebollas y los ajos también se comen regularmente en guisos, así como en platos a base de frijoles y arroz en la cocina puertorriqueña.
Además, "Puerto Rico tiene tasas más bajas de cáncer de mama en comparación con los Estados Unidos continentales, lo que la convierte en una población importante para estudiar", añade Desai.
La investigadora explica que se centraron en estos dos ingredientes porque "son ricos en flavonoles y compuestos organosulfurados". "Estos compuestos muestran propiedades anticancerígenas en humanos, así como en estudios experimentales con animales", añade Lina Mu, autora del estudio y profesora asociada de Epidemiología y Salud Ambiental en la UB.
Las participantes en la investigación estaban inscritas en el Estudio Atabey de Cáncer de Mama, un estudio de casos y controles que lleva el nombre de la diosa puertorriqueña de la fertilidad. El estudio se realizó entre 2008 y 2014 e incluyó a 314 mujeres con cáncer de mama y 346 sujetos de control.