La semana pasada visitaba España un relator de la ONU, quien presentará un informe en junio a este organismo basado en lo que ha visto y oído en algunas zonas de nuestro país. Por lo que ha comentado públicamente a los medios de comunicación se ha quedado sorprendido de la pobreza que ha visto y confía en que el nuevo gobierno mejore los derechos sociales. Para aquellos que piensan que esta persona pueda estar “ideológicamente contaminada”, por hacer esas afirmaciones, les dejo algunos datos oficiales que se acaban de publicar.
Save the children advertía la semana pasada sobre la pobreza infantil, que cerca de un 30% de los niños de España viven en situación de pobreza. Uno de los perfiles más vulnerables a la exclusión social es el de familias con 5 miembros, que viven en grandes ciudades y cuyos padres no trabajan a tiempo completo. Pasan verdaderas filigranas para llegar a fin de mes, no pueden disponer de calefacción y se ven obligados a retrasan los pagos de las facturas y tampoco pueden afrontar imprevistos. Según cálculos de la OCDE un niño o niña que nazca hoy en una familia pobre en España va a necesitar cuatro generaciones, el equivalente a 120 años, para alcanzar el nivel de renta medio de la sociedad en la que vive.
Desde el ámbito universitario, la conferencia de Rectores de las Universidades Españolas también ha dado sus cifras y ha señalado que el curso pasado un 70% del alumnado no consiguió beca. Muchos alumnos/as han tenido que abandonar sus estudios en segundo curso. El actual sistema de becas es restrictivo y excluyente al no estar dotado con suficientes recursos.
Por otra parte el Consejo de la Juventud de España ha publicado su estudio sobre emancipación del año 2019. Uno de los datos más relevantes de este informe es que sólo el 18’5% de las personas de entre 16 y 29 años en España estaban emancipadas en el primer semestre de 2019. Con este dato se alcanza uno de los valores más bajos de la serie, que no se veía desde el año 2002. Pero la cifra es menor si hablamos de personas que se emancipan para vivir solas porque también se ha incluido como emancipación las personas que comparten piso con otras, se trata de una emancipación de sus padres pero no independencia al cien por cien. La emancipación en solitario sigue siendo un reto: una persona joven tendría que dedicar, de media, un 94,4% de su salario para afrontar este alquiler, por lo que sólo el 16% del total de la población joven emancipada vive sola, a pesar de que la tasa de empleo haya subido. Pese a ello el paro de los menores de 25 años supera el 30%.
Trabajadores pobres, Según la Organización Internacional del Trabajo, en España, hasta el 13% de los trabajadores son pobres; es decir, casi unos 2,5 millones de trabajadores ingresan menos de 8400 euros anuales, lo que nos sitúa como el tercer país de la Unión Europea con más empleados pobres, solo por detrás de Grecia y Rumanía.
Desigualdad social, el Coeficiente GINI mide la desigualdad social y según los últimos datos somos uno de los países europeos con mayor desigualdad social. El valor ideal es el “0”. Se mide de 0 a 100. Estamos en el 33,2.
Aunque se haya elevado el salario mínimo interprofesional, la temporalidad y parcialidad laboral sobre todo en los jóvenes no ha supuesto mejoras sustantivas de la calidad de vida. Estamos en valores parecidos al 2008, cuando empezó la crisis.
El último informe de la OCDE también recomienda hacer esfuerzos en crecimiento del empleo y mejora del mismo, con más contratos indefinidos y de mayor duración. Asistimos a una precarización del empleo donde no se llega a fin de mes. Hay que conseguir un crecimiento más inclusivo mediante la reducción del desempleo y la mejora de la calidad del trabajo.
Desde la llegada de la crisis se adoptaron políticas de reducción del gasto público que no se han recuperado. Los requisitos para ayudas sociales a colectivos vulnerables se endurecieron, por tanto al reducir las cantidades que auxiliaban a los ciudadanos más desfavorecidos, ha crecido la población que ha quedado excluida de soporte social.
Se oye mucho a nuestros políticos hablar de “democrático” y “democracia” pero se olvidan del otro apellido de nuestro modelo de estado que es el Estado Social, siendo obligación de los poderes públicos facilitar las condiciones para que la igualdad y la justicia sean reales y efectivas. Se da la paradoja que en situaciones de crisis es cuando la inyección social debiera haber sido más elevada, sin embargo desde 2008 se aminoró el gasto público y se dio la espalda a los sectores más necesitados de auxilio social. Han pasado 12 años desde el inicio de la crisis pero la situación de pobreza no ha mejorado.