Allá por diciembre de 2020 saltaba la noticia de la llegada del TRAM a Sant Joan d’Alacant, no salo a su hospital, sino a las mismísimas puertas del centro-sur de la población -si atendemos al trazado presentado-, con su destino final en Benimagrell. Año y medio después, vienen a coincidir las exposiciones públicas tanto del Estudio Informativo de la prolongación del TRAM a Sant Joan d’Alacant, como del Plan de Movilidad Metropolitano Alacant-Elx (PMoMe), ambos redactados e impulsados por la Generalitat Valenciana.
Este último documento no deja lugar a dudas. Los vecinos y vecinas de Mutxamel soportan un elevado índice de motorización, por encima del resto de municipios del conjunto del ámbito. Realizamos un total de 61.121 viajes al día, de los que 40.000 de ellos son a la capital y, de ellos, únicamente el 5,7 % se realizan en transporte público. ¡El 74,4 % usa vehículo privado! Y claro, entre los principales motivos por los que los usuarios de vehículo privado no utilizan el transporte público, destacan la lentitud y la poca frecuencia del servicio.
Vemos, pues, que la Generalitat atiende, ¡por fin!, a las reivindicaciones históricas de Mutxamel, pues así lo manifiesta en sus propios documentos de análisis. En consecuencia, era lógico pensar que el Estudio Informativo de la extensión del TRAM a Sant Joan d’Alacant -del que dependerá su futura llegada a Mutxamel- también habría sido sensible a estas circunstancias, aportando posibles soluciones para conectar estos centros de población con el de la capital mediante un transporte rápido y eficiente, es decir, sostenible, propio del siglo XXI. Y máxime siendo como es, hasta el momento, la única opción de la que tenemos conocimiento para lograrlo.
Pero ¡oh, sorpresa! Aquel trazado que ya en el 2006 se planteaba por la avenida Pintor Pérez Gil, igual al anunciado en diciembre de 2020, se ha “extendido”, sí, pero por atender a las reivindicaciones de unos –la conexión con el PAU 5 y, “ya que estamos, que suba por Nou Nazareth”– y las justificaciones técnicas de otros: “Hay que compensar tiempos de recorrido con capacidad de carga”.
Lo que Mutxamel no puede entender ni entiende, no puede aceptar ni acepta, es que las alternativas de trazado que ahora se plantean (5 en total), supongan unos tiempos de recorrido hasta el hospital-Benimagrell que, usando de ejemplo el sentido ida con salida en Luceros, tarden entre 43 y 46 minutos. Tampoco podemos compartir afirmaciones de que “esto ya no es un tranvía a Alicante, es un tranvía a la playa”, ni mucho menos claudicar con un “entre esto y nada, pues esto”. Rotundamente, no.
No, porque a los tiempos y recorridos anteriores nos falta añadir la llegada a Mutxamel, que por corto y rápido que llegue a ser, sumemos, si les parece, unos 10 minutos más. La pregunta salta por obvia: ¿Es esta la única alternativa que se nos ofrece a los vecinos y vecinas de Mutxamel? ¿Un TRAM que tardará entre 53-56 minutos, igual o más que nuestra única opción actual, la línea 23 de bus?
Estos argumentos son los que nos hemos visto obligados a presentar como alegaciones al citado Estudio Informativo de Sant Joan d’Alacant, que no van en contra de ninguna de las legítimas peticiones de los demás municipios afectados, ni entran a enjuiciar criterios técnicos ni justificativos, viabilidades, etc., pero sí incide -por no decir insiste- en las que son nuestras “eternas” necesidades de movilidad urbana sostenible y que siguen sine die sin ser atendidas.
Es más, aun no siendo “ingenieros tranviarios” y conscientes de lo fácil que es pintar líneas aquí y allá, nos hemos atrevido a sugerir una nueva alternativa, que no solo tiene como objetivo principal lograr un trazado más rápido para llegar a Mutxamel (y, por extensión, a Sant Joan d’Alacant), sino que no deja de lado la posibilidad de su extensión con Nou Nazareth y el PAU 5, pero que parte de la alternativa preinicial, esto es, la que desde el campo de Golf, suba por la av. Pintor Pérez Gil; desde allí, alcanzar el Hospital por su viario trasero y llegar a la av. de la Cadena para, desde ese punto, generar una bifurcación o doble línea.
La primera sería la que, atravesando la av. Miguel Hernández por la rotonda del Tanatorio, girara hacia la de Gibeller, sin invadirla (imposible con su tráfico actual) y, en sentido ascendente, alcanzar el sector Villós, actualmente en desarrollo y, en consecuencia, con posibilidades de modificación de su ordenación para dar mejor encaje y cabida a la nueva plataforma tranviaria en el viario que prolonga la actual ronda norte (av. Comtat de Fabraquer), por donde continuaría hasta alcanzar la rotonda Víctimas del Terrorismo. Y ya desde ese punto, subida a Mutxamel por la avenida de su mismo nombre (av. Alicante cuando alcanza nuestro término), con parada final en el Parc d’Elx, tramo de apenas 650 metros y que podría incluso plantearse de vía única. Es importante destacar que se cruza el túnel de la autovía por el único punto por donde lo hacen los vehículos en la actualidad. Otras opciones de salvar esta infraestructura se dan casi por descartadas, dado que interceptan sus salidas de emergencia, que incluso se están ampliando a día de hoy.
La segunda línea sería la que, partiendo desde Benimagrell, continuaría hasta los sectores Nou Nazareth y PAU 5, bien en bucle, a modo del recorrido que hacen las líneas 4 y 5 del TRAM a su paso por la Playa de San Juan, y regresando de nuevo a Benimagrell-Hospital, o bien en continuidad de línea, hacia la av. de las Naciones o reconectando nuevamente en la parada “Campo de Golf”.
Me he guardado para el final un ¿as en la manga?: con esta nueva alternativa que, si lo me permiten, la bautizaría como “alternativa Santa Faz”, no solo los vecinos de Mutxamel, sino también los de Alicante y Sant Joan d’Alacant, podríamos hacer “paraeta” cerca del Caserío. Roguemos, pues, a la santísima Faç Divina que nos eche un cable con esto. Aunque bien pensado, mejor le seguimos pidiendo salud para todos, que de estas cosas ya nos encargamos los políticos (¡ups!).