La presidenta de la Asociación de Mujeres y Familias de Ámbito Rural de la provincia de Alicante, la ilicitana Teresa Antón Díez, puso esta semana un asunto peliagudo sobre la mesa. Entre las reivindicaciones que manifestó con motivo del Día de la Mujer Rural expresó un grave problema con el que se encuentran algunos sectores, entre ellos y especialmente el campo. Las dificultades para encontrar mano de obra para algunos trabajos agrícolas, “ningún español quiere este trabajo” y los complejos y farragosos trámites burocráticos y administrativos que deben realizar para poder contratar a personas inmigrantes que buscan cómo ganarse la vida pero no tienen los papeles en regla.
Lo expuso de una manera sencilla, clara, rotunda y que sonó como un guantazo de realidad. Lo explicó cómo lo sentía, y eso, en esta burbuja de periodismo declarativo, discursos vacíos y políticamente correctos sonó a verdad. Mucha verdad.
Tere Antón solicitó a las administraciones públicas que establezcan una fórmula que agilice la posibilidad de contratar como peones a personas que llegan a nuestro país sin papeles. “Está muy bien que no dejemos que la gente se ahogue en el mar y los rescatemos, pero una vez ponen un pie en tierra ya está. Pero esta gente necesita comer y ganarse la vida. Nosotros necesitamos trabajadores en el campo, pero los trámites para contratarlos son tan farragosos que nos lo pone muy difícil”.
La presidenta de AMFAR abogaba por que todos los trabajadores se contraten con todo en regla “como debe ser con todos sus derechos” afirmaba que “los necesitamos pero si pillan a uno sin papeles te cuesta la finca”. Y entre que se arreglan documentos y corren plazos las granadas, las fresas, los nísperos, el brócoli o las patatas se quedan sin coger.
Los que quieren trabajar tienen dificultades para hacerlo de manera legal. El idioma y otras circunstancias son el principal impedimento para moverse por las ventanillas de la administración. El empleador es muchas veces el que tramita con gestorías estos documentos pero como no se lo ponen fácil a veces es misión imposible.
He escuchado en el último año otras veces situaciones parecidas. En Elche sabemos que también hay falta de empleados cualificados en el sector calzado. Se explicaba hace unos meses en unas jornadas de la Cátedra del calzado de la UMH. Y en la hostelería pasa algo muy parecido. Los hoteles, restaurantes y cafeterías buscan mano de obra.
Hay personas buscando trabajo y hay puestos que necesitan cubrirse. Existe una brecha en medio que impide la confluencia necesaria. Con los datos de paro que tenemos, la situación que vivimos y las expectativas que nos llegan no creo que podamos permitirnos estos lujos. Tere Antón ponía el foco en una realidad. La gente tiene que comer y lo mejor es trabajar y conseguir sus propios recursos para tener una vida digna. Hagamos que esas barreras o esos impedimentos para casar trabajadores con empleos desaparezcan. No es cuestión de mirar para otro lado o de meter a la gente en centros y darles techo y comida.