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EL SUR DEL SUR / OPINIÓN

Tonto el último en las facturas de Comercio

El caso de las contrataciones en el área de Comercio de Alicante ha sido una carrera para ver quién no se quedaba atrás: dudaron todos, pero se han ido posicionando conforme lo ha hecho el vecino de al lado.

16/04/2017 - 

Más allá de que haya responsabilidades políticas, y penales, o administrativas, el caso de las contrataciones en el área de Comercio de Alicante es una carrera para ver quién no se queda atrás: dudaron todos, pero se han ido posicionando conforme lo ha hecho el vecino de al lado. Acción y reacción, a derecha e izquierda.

Lo que sí que parece es que no hay nada claro. Y si lo hay, todo son comparaciones muy odiosas. Empecemos por la izquierda. La junta de gobierno eleva la consulta al Consell Jurídic Consultiu después de que haya dos informes contradictorios: el del Interventor, que discrepa de cómo se han tramitado las facturas de contratación de la campaña de la Gala de Comercio de Alicante, y el del servicio jurídico municipal, que a priori lo avala. De por medio, hay un técnico, Diego Agulló, ya señalado en otras ocasiones. En resumen, el cócktel perfecto para que el ruido, de nuevo, lo tape todo.

Ciudadanos que lanza la comisión de investigación, el PP que se lo piensa; Guanyar y Compromís que dudan, sí o no, que hago; el PSOE que sí, que comisión de investigación. Después, todos detrás de Ciudadanos. Y el PP, que ve que se queda rezagado, va y consuma la acción de la Fiscalía, la que todos dejaban como epílogo. De aquellos los lodos vienen estos fangos. Esto no dejaría de ser una anécdota si no venimos de dónde venimos y que cada discrepancia es una justificación de lo anterior. Primero, por lo de Nerea Belmonte y después, por los ataques de ira política del alcalde, Gabriel Echávarri, al que todos esperaban a devolvérsela. Especialmente, Ciudadanos. A excepción de Compromís, que en la casa consistorial, anda como alma en pena, buscando justificación a todo, menos al tema de los sueldos.

El caso de las facturas de Comercio va camino de convertirse en un lodazal de los buenos para que cada acción va a tener su reacción y porque cada paso a ser interpretado en clave política de cada cual. Miren, al comienzo del mandato, el alcalde Echávarri adjudicó, mediante un contrato menor, una especie de auditoría a la UMH para que le evaluara la situación de la deuda municipal. El PP hizo de ese caso una causa mayor: instó a la Subdelegación del Gobierno a impugnarlo. Bueno, sólo faltó que intervinieran los GOES de Rabassa el Ayuntamiento de Alicante. Varias dobles páginas en el diario Información como si ese caso fuera el acabose. Ahora, no sé, se ve que la gente se está haciendo más mayorcita y con un caso quizás con más materia, van todos al son de los otros para no quedarse en fuera de juego. Tonto el último. Cuando al fin y al cabo, la solución lo va a dar el Consell Jurídic Consultiu. Y sea cuál sea el desenlace, la cuestión es que no va a satisfacer a todos.

La pregunta es: ¿será esta la definitiva para que todo se rompa? O ¿será una más para que el tripartito sea un ente interdependiente en sueldos? Miren, esta semana, a Antonio Montiel, secretario general de Podem en capilla, a punto recoger los bártulos, se le ha ocurrido sacar la garra que le faltó en la confección del Pacte del Botànic. Ha venido a decir que este Gobierno valenciano no está a prueba de bombas. Habría que pregúntarle al bueno de Don Antonio, ¿conoce usted el caso de Alicante? Es un caso único, donde no hay diferencia entre el Gobierno y la oposición y las puñaladas están al orden del día; los aliados externos, son los enemigos externos; el aliado interno, es el enemigo externo, todo un drama sin descanso. O es que ésta ciudad tiene altavoces muy grandes, o es que la izquierda se lo hace muy mal. O como comienza a suceder, la derecha ya desconfía de sí mismo. Pero vaya tela: lo dicho, no se ve el final, y si el final es el 2019, Dios mío lo que queda. Para lo bueno, y lo malo, por supuesto.

Una pequeña recomendación a los chicos del tripartito de Alicante. Vayan a ver al nuevo subdelegado del Gobierno, José Miguel Saval: es la reencarnación del político que ya no hay; el de la derecha racional, noble, paternalista, demócratacristiana,...

A diferencia de otros líderes chillones o falsos, Saval te dice lo que hay. Otra cosa es que te entusiasme o no. Desde luego, después de lo dicho, la cosa no está para el entusiasmo, pero Saval, a diferencia de muchos, ve la botella medio llena y lo mejor (o lo peor) es que no la quiere ver llena del todo. Prefiere que haya camino por recorrer, a caerse a punto de llegar a la meta. Su discurso está muy bien, pero lo complicado es, conforme está el nivel de navajazo ahí fuera, quién te lo compra. Después de lo de Murcia, o de lo que pase en las primarias de PSOE, uno ya no se puede fiar de nadie. Eso piensan los afligidos. Feliz día de Resurrección.

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