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LA LIBRERÍA

Thomas Sankara y otros pensadores africanos para comprender qué está pasando en el Sahel

Patrice Lumumba, Frantz Fanon, Amílcar Cabral, Mehdi Ben Barka… la colección que publica Wanafrica Ediciones sirve para comprender el pensamiento africano de ayer para mañana 

18/08/2023 - 

VALÈNCIA. Las noticias que emiten nuestros medios este verano, aparentemente el más fresco de los que nos quedan por vivir, nos hablan de una guerra inminente y a gran escala en el África Occidental tras el golpe de Estado que se ha producido en Níger protagonizado por la Guardia Presidencial, que ha retenido al presidente Mohamed Bazoum y creado una junta militar liderada por el general Omar Tchiani, jefe de la Guardia, quien entre otras medidas, ha decretado el cierre de fronteras. Esta situación, tal y como hemos visto, ha llevado a la evacuación de decenas de españoles por parte de la Policía Nacional a cargo de la seguridad de la embajada española en el país africano. Lo que podría ser una noticia que olvidaríamos rápidamente, como tantos otros hechos que suceden en ese enorme continente que es África, y en concreto, en el África negra, está generando una mayor atención debido a que la Comunidad de Estados de África Occidental, la Cedeao, con Nigeria a la cabeza, ha anunciado una posible intervención militar en Níger, anuncio al que han respondido Mali y Burkina Faso, miembros suspendidos de la Cedeao, advirtiendo de que defenderán al régimen nigerino, lo cual se traduce en una posible guerra de bloques, en la que además podría involucrarse Wagner y Rusia del lado de los sublevados como contrapartida a la ONU, UE y EEUU, que han condenado el golpe y se inclinan a apoyar las represalias. ¿Qué tiene que ver todo esto con una sección sobre literatura llamada La librería, en una sección cultural, y además en pleno periodo estival? La respuesta puede ser un nombre: Ibrahim Traoré, presidente interino de Burkina Faso, quien con tan solo treinta y cinco años planta cara al imperialismo con un discurso que se remite a Marx y que recuerda indudablemente al de Thomas Sankara, quien lideró el intento de hacer de su nación —entonces Alto Volta y a partir de él Burkina Faso, patria de los hombres íntegros— un país libre y justo, atrevimiento que pagó con su vida tras una conspiración perpetrada por aquellos que no quieren que África se descolonice. 

Francia tiene mucho que perder con el cambio de poder en Níger: el país galo se abastece de electricidad en gran medida gracias al uranio nigerino. Su situación en el Sahel, además, es crítica, tras haberse tenido que retirar de Mali y estar perdiendo su influencia en el continente a marchas forzadas. ¿Qué sabemos hoy de Sankara, quien se enfrentó a las potencias colonizadoras, y en concreto a Francia? ¿Qué conocemos de otros como él? ¿Qué es Níger, no se llamaba Nigeria? ¿Qué abarca el Sahel? Lo cierto es que saber, de todo esto, sabemos poco. Pero tiene remedio: en el catálogo de Wanafrica Ediciones —y aquí la conexión con esta sección literaria— reside una colección con el título Pensamiento africano de ayer para mañana, que mediante unos libros breves de contenido muy bien seleccionado, y todo sea dicho, con un diseño de cubiertas fabuloso, protege y divulga el legado de líderes africanos cuyas ideas nos ayudan a comprender en qué punto estamos y por qué. Thomas Sankara es uno de ellos (con traducción de Darisbel Correa), pero también figuran en la colección Patrice Lumumba, Frantz Fanon, Amílcar Cabral, Mehdi Ben Barka, Julius Nyerere, Kwame Nkrumah y Joseph Ki-Zerbo. Si la colección tiene un defecto, eso sí, es que es abrumadoramente masculina. 

Sankara decía: “La democracia es el pueblo en toda su potencialidad y su fuerza. La papeleta de voto y un aparato electoral no significan, por sí mismos, que exista una democracia. Aquellos que organizan elecciones de vez en cuando, y solo se preocupan por el pueblo antes de cada acto electoral, no tienen un sistema realmente democrático. Por el contrario, allá donde el pueblo pueda decir cada día lo que piensa, existe una verdadera democracia, pues es preciso merecer la confianza día tras día. No se puede concebir la democracia sin que el poder, en todas sus formas, sea devuelto a manos del pueblo; el poder económico, militar, político, el poder social y cultural”. Zas, en toda la boca. Directo al hígado de nuestras libertades en retroceso. Y también: “Formulada de esta manera, nuestra lucha por los árboles y los bosques es ante todo una lucha popular y democrática. Porque la pasión estéril y onerosa de algunos ingenieros y expertos en silvicultura no resolverá nunca nada. Tampoco las conciencias conmovidas, incluso sinceras y loables, de múltiples foros e instituciones podrán reverdecer el Sahel, cuando nos falta dinero para perforar pozos de agua potable de 100 metros pero vemos que abunda el dinero para perforar pozos de petróleo de 3.000 metros. Como dijo Karl Marx, no se piensa en las mismas cosas ni de la misma manera si se vive en una choza que si se vive en un palacio”. De máxima actualidad, y sin embargo, forma parte del siglo y milenio pasado. De aquellos hidrocarburos, estas guerras. El espíritu de Sankara sigue vivo en herederos ideológicos y coyunturales como Traoré, porque a las ideas no se las mata tan fácilmente como a estos cuerpos frágiles y perecederos, que por otro lado son conductores fantásticos de genes y pensamientos. No lo hacemos solo con el poder de la carne, claro: desde que desarrollamos la palabra oral y luego y definitivamente escrita —quien sabe si algún día la llevaremos a otro estado, como el telepático—, aprendimos a expandirnos por medio de textos, mensajes codificados y fijados a soportes como el papel, o más recientemente, la página digital. No es cierto, que nadie se lleve a engaño, que los libros sean armas: lamentablemente, nada pueden hacer contra las balas, los explosivos o los drones. Pero pueden ayudarnos, eso sí, a generar movimientos que equilibren las balanzas en las que se vende el poder, para que de este modo, las armas, no podamos usarlas.

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