Tengo miedo 

La otra noche soñé que llegaba tarde a trabajar porque me metía sin pretenderlo en una revuelta con cócteles Molotov. Me acosté escuchando en la radio los altercados en las calles y lo último que oí fue que la policía cargaba contra algunos grupos violentos que protestaban frente a la sede del PSOE en Madrid.

Tengo miedo. A poco que hayas leído sabes que las guerras, los conflictos, los periodos negros de la historia no llegaron ni avisando ni de golpe. Siempre es algo que va poco a poco sucediendo a lo que casi te acostumbras  y que un día sí, de repente estás dentro y ya sin una vuelta atrás rápida e indemne.

Margaret Atwood lo narra muy bien en el libro El cuento de la criada. Lo hemos vivido en otros lugares.

Los violentos son violentos y es un delito, no hay más vueltas que darle. Hay que actuar sobre ellos conforme marca la ley.

Pero estoy indignada con lo que está pasando con los políticos de este país. No están pensando en la ciudadanía. Ni unos ni otros.  

Unos“calentando el ambiente” para que reviente y luego mirar para otro lado y echar la culpa a nosequién.  

Vemos todo esto muy de lejos cuando es el excéntrico de Trump quien lo incentiva  y unos energúmenos vestidos con pieles de bisonte y cuernos le siguen y acaban entrando al Congreso y destrozando los despachos de los senadores noteamericanos, ¡Ojo!, El asunto acabó con una turba que dejó cinco muertos en las calles de Washington. Poca broma.

Aquí otros manifestantes están saliendo a las calles y alentados por grupos ultras y amplificados por dirigentes que luego dirán yo no he sido están cruzando la raya.  Los violentos por actuar con violencia, y los  borregos por seguirlos y azuzar y lanzar proclamas fascistas y todo tipo de barbaridades que escupen por la boca.

Por en medio seguro que gente poco sospechosa como Esperanza Aguirre que “solo quiere ejercer su derecho a la libertad de expresión y manifestación”. Menuda es Esperanza.

Sin ser equidistante si les digo que no estoy de acuerdo con lo poco que se de la ley de Amnistía. Es verdad, no sabemos nada.

Pero considero que llegados a esta situación es el momento de explicarlo. Entiendo que las negociaciones sean “discretas” pero esto tiene un límite. Y tampoco estoy de acuerdo con aceptar barco como animal de compañía con tal de gobernar, aunque sea un gobierno progresista.

También les digo que Aznar y Felipe González protagonizaron sus propias amnistías y ahora tratan de salir como los grandes estadistas. A los que tenemos cierta memoria no nos engañan. Pero la actualidad es muy desmemoriada y la crispación también.

No sé cuál es la solución a lo que está ocurriendo en este país pero me parece de ser muy cara dura todo lo que están diciendo y haciendo los que ahora nos representan. A Feijoó, haciendo juegos de palabras y condenando pero con peros, no le dieron las urnas para gobernar y si quiere que gobierne la lista más votada, que cuando tenga la oportunidad su partido cambie la ley y se aplique. Para todos.

Y a Pedro Sánchez, si para lograr la mayoría para gobernar y conseguir un gobierno progresista hay que cambiar las reglas del juego y asumir lo inasumible, lo siento pero ahora sí, está cavando su tumba política y por la puerta de atrás. Me dicen que otra vez tiene un conejo en la chistera. Creo que en esta ocasión nos va a salir rana.

Esta semana hablé un buen rato con el exalcalde de Elche Manuel Rodríguez sobre otros asuntos y me recordó aquello de que lo identitario es también lo universal, el Misteri para Elche, o Cervantes para los españoles. Otros se empeñan en buscar las diferencias para acotar su identidad. Error