En la izquierda de este país hay, en muchas ocasiones, un desprecio enfermizo e infantil a los procedimientos. De eso parece que también va el auto de una jueza sobre el callejero franquista de Alicante. Del “mal proceder” que ha acabado de poner patas arriba un proceso que empezó mal y que amenaza con eternizarse en los tribunales logrando, de paso, nuevas víctimas, las de aquellas personas cuya memoria se quería honrar y cuya resolución del caso queda ahora aplazada y en tierra de nadie.