Ciudadanos acaba de presentar una propuesta en el Congreso a favor de la maternidad subrogada, parece un poco incoherente que desde un partido político de corte liberal se quiera abrir el melón de un tema tan delicado y personal como éste. Se trata de una realidad especialmente sensible y que presenta a la mujer como objeto útil para los demás, pero al mismo tiempo supone el reconocimiento de la "cosificación de la mujer". Eso sí, la propuesta pretende que no se haga por dinero, pero esa sería la única motivación para que una madre quisiera pasar por un embarazo de nueve meses, con todas las molestias, inconvenientes, gastos que ello acarrea para que después del parto lo ceda a otra familia. Si como afirma Ciudadanos, no quiere que se negocie, pues no lo permitamos.
En España, La ley sobre técnicas de reproducción humana asistida establece que: "Será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero". No obstante en nuestro país, se otorga amparo a situaciones de hecho, reconociendo la filiación de aquellas familias que han tenido hijos en otros países por esta vía.
El comité de Bioética de España ha emitido un informe acerca de los vientres del alquiler donde dice que se debe prohibir la celebración de contratos de gestación, no se puede convertir al menor en un objeto que puede ser comprado. Por lo tanto, apuesta por una mayor severidad en la legislación actual.
A veces se presentan situaciones absurdas, y asistimos a una gran contradicción social sobre temas relevantes, permitimos el aborto, y al mismo tiempo queremos satisfacer a toda costa el deseo de los padres que no pueden tener hijos a través de la regulación de los vientres de alquiler.
Existen muchas madres que abortan o abandonan a sus hijos al nacer, pues regulemos bien la adopción o el acogimiento en esos casos, pero los hijos no son coches que se adquieran en el mercado.
Sería mejor conectar los instrumentos suficientes para que cuando una mujer esté dispuesta a abortar se ceda la nueva vida a favor de quienes tienen deseo ferviente de tener hijos. Se puede establecer mecanismos de interacción para ambas partes y evitamos tirar seres vivos a la basura. Las propuestas desconectadas y espontáneas sobre ciertos temas ofrecen un disparate deshumanizado como resultado.
El derecho a ser padre no es un derecho absoluto a toda costa. Tampoco se puede regular por ley los vínculos emocionales y afectivos que se generan entre la madre y el hijo durante el embarazo y que sólo una madre biológica puede experimentar. No se puede prever las posibles secuelas psicológicas que la madre puede tener cuando al "vencimiento del contrato" deba restituir la mercancía. Siguiendo con el símil del contrato, qué hacemos cuando con ocasión del parto existe un problema que pueda generar defectos físicos o psíquicos en el recién nacido, ¿se lo queda la madre y no se perfecciona el acuerdo o se obligará a la parte adquirente a recibir el objeto con los vicios sobrevenidos?
La maternidad subrogada, o vientre de alquiler atenta contra la dignidad de la mujer, que pasa a ser considerada instrumento, viola el derecho del menor a no ser separado de su madre, tal y como reconoce la Declaración Universal de los Derechos del Niño y supone en último extremo la explicitación del control social sobre el cuerpo de la mujer.