ALICANTE. La efervescencia del sector tecnológico en la provincia de Alicante no solo supone una gran oportunidad para el empleo de talento, sino también un reto para las pequeñas consultoras del sector, muchas de ellas pioneras, que no pueden aguantar el ritmo de las grandes multinacionales que se han instalado en la zona. Es el caso de la consultora alicantina Sistel, una de las 'decanas', que se acaba de declarar en concurso de acreedores tras dos ejercicios consecutivos en pérdidas y una acuciante deuda bancaria.
Según ha confirmado a Alicante Plaza el director general de la firma, Manuel Cazorla, la consultora tecnológica ha presentado el concurso voluntario de acreedores ante la dificultad para renegociar su deuda con el pool bancario, "cada vez más concentrado y con una menor voluntad de exposición al riesgo", y tras dos ejercicios en los que, pese a mantener su volumen de negocio, ha acumulado pérdidas por la reducción de los márgenes. El año pasado, sin ir más lejos, cerró con casi 5 millones de facturación y, aún así, en números rojos.
"Es un modelo perverso: los márgenes están cayendo y los salarios suben", explica Cazorla. "El sector está viviendo un proceso de concentración en el que apenas quedan tecnológicas europeas, son todo grandes multinacionales de Estados Unidos, China y Corea". En este sentido, señala que "la venta de Iecisa (Informática El Corte Inglés) a una multinacional francesa es sintomática". Un escenario en el que Sistel no ha podido hacer rentable su modelo de negocio al trabajar sobre todo con clientes locales a los que no puede elevar los precios. "No hemos sido capaces de contener los gastos sin perder nuestra esencia", lamenta.
Sistel se ha declarado en concurso de acreedores con una oferta vinculante de compra por parte de la consultora valenciana Aitana, otra firma independiente del sector. La propuesta tiene que recibir el visto bueno del administrador concursal y, en última instancia, del juez, además de los acreedores. La oferta supondría que Aitana se quedase con la unidad productiva de Sistel: es decir, su plantilla y sus clientes, y probablemente la marca. Manuel Cazorla, según explica, se quedaría como empleado del nuevo propietario, con un cargo directivo pero sin participación en el capital.
En estos momentos en Sistel trabajan algo más de 60 personas, y a pesar que desde que trascendió la declaración de concurso la competencia se ha lanzado a 'fichar' entre sus empleados, Cazorla destaca que "apenas hemos tenido bajas". La plantilla conoce la situación de la empresa, la oferta de Aitana, y por el momento confían en que el proyecto de una de las consultoras históricas de la provincia pueda tener una segunda vida.