VALÈNCIA. Hoy comienza la Semana Europea de Lucha Contra el Cáncer para poner de manifiesto la importancia que tiene la prevención, la investigación y la necesidad de apoyo psicosocial al paciente oncológico.
El cáncer se define como la enfermedad de las enfermedades: puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, con independencia del género o la edad, y degenerar las células hasta provocar la muerte si no se detecta y trata a tiempo. Hoy, continúa siendo todo un reto médico y científico, pero también social.
Mejorar el diagnóstico, avanzar en su abordaje, descubrir nuevas dianas o encontrar tratamientos innovadores con los que hacer frente al cáncer son algunos de los principales retos para los próximos años. Desafíos que se tornan clave para poder abordar con éxito el futuro de esta enfermedad.
Los tratamientos CAR-T llegaron hace casi un lustro a España, abriendo una puerta de esperanza a los pacientes con cánceres de la sangre. Los resultados avalan el uso de estos tratamientos en pacientes que, hasta el momento, presentaban pocas alternativas terapéuticas y una esperanza de vida en torno a seis meses.
Los resultados de algunos de estos tratamientos están cambiando el curso de enfermedades como el linfoma difuso donde más de uno de cada cuatro pacientes sigue vivo tras más de cinco años desde la infusión.
El aumento de centros autorizados para la dispensación de estos tratamientos, así como su extensión a líneas más tempranas y otras enfermedades como el linfoma de manto, la leucemia o el mieloma abren la puerta a una transformación de la hemato-oncología.
A pesar de las leyes vigentes y de la campaña antitabaco activa en todo el mundo, aún hay alrededor de 1.300 millones fumadores, según la ONU, y 8,8 millones en España, según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC). Cifras que hacen que acabar con el tabaco sea uno de los principales retos sociales a nivel global, ya que continúa siendo la principal causa de cáncer de pulmón y está presente, además, en otros 20 tipos como el de laringe, boca, vejiga, páncreas o hígado, aumentando también entre un 10 y un 30% la probabilidad de padecer un carcinoma de mama. De hecho, las personas que fuman son entre 15 y 30 veces más propensas a desarrollar un cáncer de pulmón o morir debido a esta enfermedad en comparación con aquellas que no lo hacen.
Con el fin de contribuir a su remisión entre la población, desde el pasado mes de febrero Sanidad financia Todacitan, un fármaco para abandonar el hábito en menos de un mes al estar basado en la citisina, un alcaloide vegetal que consigue reducir la dependencia de la nicotina.
Aunque en las últimas dos décadas el consumo global de tabaco ha disminuido, pasando de alcanzar al 32,7% de la población mundial en 2000 al 22,3% en 2020, el reto continúa siendo la puesta en marcha de nuevas normativas, campañas de concienciación y desarrollo de fármacos que disminuyan paulatinamente su consumo para alcanzar el 20,4% estimado por la OMS para 2025.
El cáncer de mama continúa siendo un desafío a nivel mundial, sobre todo en aquellos diagnósticos más difíciles. Es el caso del triple negativo metastásico, el carcinoma de mama más agresivo y letal que existe. Solo el 12% de las pacientes sobrevive a los 5 años, en comparación con el 28% de las que padecen otros tipos de cáncer de mama metastásico.
Históricamente, es el que menos opciones de tratamiento ha tenido, hasta que en diciembre del pasado año cambió el curso de la enfermedad en nuestro país con la incorporación al SNS de sacituzumab govitecán, el primer fármaco en la historia que mejora la supervivencia global en más del 70% de las mujeres con cáncer de mama triple negativo metastásico, aportando unas esperanza sin precedentes a los pacientes.
También fue incorporado trastuzumab deruxtecán, terapia indicada para pacientes con cáncer de mama HER2 positivo no resecable y/o metastásico que han recibido regímenes previos anti-HER. Aunque estos dos fármacos están transformando el curso de dos cánceres muy temidos, el reto para mejorar las cifras de carcinoma de mama en su conjunto pasar por el impulso de los programas detección precoz, la investigación y el desarrollo de la medicina personalizada, así como agilizar la aprobación de fármacos para unas pacientes para las que, cada día, cuenta.
Es el cáncer más frecuente en la población y segunda causa de muerte por cáncer tras el de pulmón. En el conjunto de tumores digestivos, es el que presenta mejor supervivencia; pero hay varios retos de cara a los próximos años, todos ellos encaminados a disminuir su incidencia gracias a evitar factores de riesgo controlables. La obesidad, el sedentarismo, el alcohol o el tabaco son algunos de ellos, además de la falta de concienciación entre la sociedad.
Según el ‘Estudio sobre las actitudes, conocimiento y comportamiento de las personas entre 50 y 69 frente al programa de cribado de cáncer de colon’, a pesar de que el 82% conoce los programas de cribado del cáncer colorrectal, solo un 62,5% confirma haberse sometido a la prueba. Unos datos que ponen de manifiesto la necesidad de educar a la población sobre los factores de riesgo de la enfermedad, la mejora de su prevención y la importancia del diagnóstico temprano, para lo que es necesario que todas las personas de riesgo medio participen en su totalidad en estos programas.
La supervivencia del cáncer de páncreas sigue siendo un reto en oncología. Conocido como “el asesino silencioso”, este tipo de tumor es uno de los más letales del mundo, con una supervivencia a cinco años del 5% a nivel global.
Esta cifra aumenta en España, según los datos de la SEOM del 2023, afirmando que el cáncer de páncreas posee una supervivencia a cinco años del 7 %, siendo la tasa de supervivencia más baja de todos los tumores comunes.
Con más de 9.000 casos diagnosticados al año en nuestro país, el problema reside en que su detección temprana es muy complicada dado que los síntomas dan la cara en estadios avanzados de la enfermedad y, cuando no se pueden operar, las opciones terapéuticas eficaces son escasas. A ello se suma la gran cantidad de factores de riesgo que pueden encontrarse detrás de este tumor, como el tabaco, el sobrepeso y los malos hábitos alimenticios, la diabetes, la pancreatitis crónica y la exposición a ciertos químicos.
El reto, por tanto, es doble en este cáncer: por un lado, diagnosticarlo de forma temprana y, por otro, mejorar de forma urgente los tratamientos, aunque ya existen terapias innovadoras en desarrollo como nanopartículas, biomarcadores para terapias dirigidas, la inmunoterapia o la viroterapia.
El cáncer de próstata es el segundo tumor maligno con más prevalencia en España. Alrededor de un 10 % de los hombres desarrollarán este tumor a lo largo de toda su vida y, cada año, se diagnostican en nuestro país más de 33.000 nuevos casos, según el Observatorio del Cáncer de la AECC. La misma entidad que señala que el cáncer de próstata es la tercera causa de mortalidad en España por cáncer en los varones, por detrás del de pulmón y del colorrectal.
La edad constituye el principal factor de riesgo para padecerlo; de hecho, el 90% de los casos se diagnostican en mayores de 65 años, por lo que realizar seguimientos de detección precoz adquiere mayor importancia con la edad.
Aunque, en líneas generales, es un tipo de cáncer potencialmente curable con tratamientos localizados, como la cirugía o radioterapia, el reto está en continuar desarrollando nuevas terapias curativas y en el impulso de la detección precoz, donde las revisiones periódicas, especialmente a partir de los cincuenta, cobra especial importancia, siendo recomendable realizar una revisión médica periódica en la que se realice un tacto rectal y un análisis de sangre para determinar si hay indicadores de cáncer.
La salud mental gana en reconocimiento con el paso de los años. Si bien, hasta hace muy poco, era un tema tabú para la población general, hoy es uno de los asuntos primordiales que forman parte del abordaje de cualquier enfermedad.
En el caso de los pacientes oncológicos, cuando reciben el diagnóstico, tanto ellos como su entorno comienzan a vivir una situación de extrema incertidumbre e inician un camino doloroso, tanto a nivel emocional como físico. Por esta razón, además de abordar los retos médicos y científicos, numerosas asociaciones de pacientes de cáncer reivindican la importancia del acompañamiento psico-oncológico para velar por la salud mental durante todo el proceso, desde el diagnóstico hasta una vez finalizado el tratamiento.
De hecho, en este mismo sentido, se ha empezado a estudiar la influencia que tiene una buena salud mental en los resultados del tratamiento oncológico. Uno de los retos a los que se enfrentan las personas con cáncer es el estigma asociado, lo que ha motivado que el Gobierno haya anunciado recientemente su compromiso para implantar, con carácter inmediato, el “derecho al olvido oncológico” para evitar que los pacientes sean recordados por su historial médico y ello se traduzca en cualquier tipo de discriminación o estigmatización.