ALICANTE. El año 2024 ha marcado una nueva era para Sienna con el lanzamiento del disco Trance. El cantante materializa en diez canciones ese estado mental de enajenación. Un viaje experimental que ha supuesto una "liberación y catarsis personal". Ha vivido un proceso de entendimiento y aceptación. "Siempre he pensado que lo honesto acaba traspasando", sentencia. Y eso es lo que ha sucedido en su nuevo proyecto musical, que también le ha convertido en una nueva persona. Nuevos sonidos y cambios también en los aspectos más líricos, que se envuelven en una flamante puesta en escena y en otra actitud. "No hay nada más poderoso que el hecho de que te la sude todo", sentencia. El valenciano llegará a Alicante el 15 de noviembre para demostrarlo en concierto en la Sala Stereo.
— ¿Qué lleva a Sienna a la enajenación de Trance?
— La búsqueda constante de liberación y catarsis personal. El ser humano busca ser aceptado constantemente, pero es muy gratificante cuando la aceptación se produce desde lo genuino y lo honesto. En el escenario, suelo vivir algo parecido a un trance. Simplemente, está ocurriendo, estás siendo. Un espacio que, a pesar de lo hostil que puede llegar a ser a veces, lo abrazas y lo integras contigo. Ahí eres, te evades y te invades del poder de simplemente ser. Al final, no hay nada más atrayente y poderoso que el hecho de que te la sude todo.
— ¿Y qué experimentas en ese estado mental?
— Lo que te comentaba. Simplemente, soy. Y es algo que integro en mi día día desde ese punto elevado de lo que te permite el escenario.
— ¿Ha sido fructífero ese proceso creativo? ¿Qué has querido ofrecer al público en este nuevo disco?
— Para mí, ha sido un proceso de entendimiento y aceptación personal. Un cambio de ciclo, por así decirlo. Nunca suelo pensar qué quiero ofrecer (evidentemente, puede ser algo que ahonda en el subconsciente), sino que la identidad y discurso se van dando de una forma totalmente espontánea y orgánica, y eso va trazando el propósito final del álbum. Siempre he pensado que lo honesto acaba traspasando.
— ¿Te ha generado algún conflicto de identidad en lo artístico? Hay diferencias con tus proyectos anteriores, tanto en los sonidos como en los aspectos más líricos…
— Para nada. Lo que sí que me hubiera generado un conflicto artístico sería si hubiera hecho exactamente lo mismo que en mis discos anteriores. Al igual que las personas que evolucionamos y crecemos, en la música pasa lo mismo. Hubiera sido un error intentar vestir este nuevo discurso con los mismos elementos de mis trabajos anteriores. En el caos hay lucidez y me he acostumbrado a vivir ahí.
— Tu puesta en escena también ha evolucionado…
— Por supuesto. Estoy haciendo justo lo que quiero hacer con los recursos y elementos que tengo disponibles en este momento. La puesta en escena tiene que ir acorde y en consonancia con el momento vital por el que estoy pasando. Es inevitable que toda esa catarsis no se vea reflejada en el escenario.