ELCHE. Si la Conselleria de Sanitat lo estima conveniente, el histórico ambulatorio de San Fermín podrá ser derribado, aunque con ciertas condiciones referentes a la restitución del edificio. Como adelantaba hace unos días el diario Información, desde la cartera que dirige la consellera Ana Barceló se están planteando la posibilidad de derribar el inmueble para hacerlo otra vez —con un coste de 5 millones— debido a los continuos desperfectos que sufre. Una posibilidad, la de demolerlo, que se podría llevar a cabo ya que el edificio tan sólo tiene la protección mínima local, es decir, la ambiental.
Como recoge el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU), para los inmuebles con esta calificación de protección, la más baja —de menor a mayor grado de protección: ambiental, estructural e integral—, se permiten según el catálogo "todos los tipos de obra, siempre que se adapten a la normativa apuntada en las fichas específicas de cada edificio". Más concretamente, el catálogo de edificios protegibles especifica que la protección 'ambiental' afecta a los inmuebles cuya singularidad recae sobre la fachada. Es decir, se trata de proteger la apariencia física del edificio; esta conservación va dirigida hacia al paisaje urbano, no al edificio en sí. Lo que se traduce en que se puede conservar la fachada o restituirla.
En el caso del ambulatorio, lo que su ficha destaca es el volumen exterior, las fachadas, la composición y los materiales. Así pues, según la normativa local vigente, procedería bien conservar estos aspectos y derrumbar la estructura interna, o derrumbarlo todo y construirlo a la imagen y semejanza del inmueble actual, que es la condición que impone este grado de conservación. Al fin y al cabo, se trata del mismo caso que la Casa de las Palomas, que también tiene el grado de protección ambiental, por lo que será derruido y reconstruido en otra parcela de Elche Parque Empresarial, ya que actualmente se ubica en una de las parcelas sobre las que se ejecutará la ampliación del enclave de Torrellano.
Asimismo, el inmueble, que fue diseñado por el arquitecto Eduardo de Garay y Garay, empezó su construcción en 1958 y finalizó en 1960. La construcción salió publicada en la revista de arquitectura nacional más importante de entonces, y su creación se debió a los planes de modernización sanitaria del Estado. Se trata de un edificio importante no sólo por su uso social sino por considerarse un hito arquitectónico: se trata de un edificio único debido a su adscripción a la arquitectura moderna. De hecho, la Fundación DO.CO, MO.MO Ibérica (Fundación Documentación y Conservación de la Arquitectura y el Urbanismo del Movimiento Moderno) instaló una placa en el edificio en 2016 para reconocer la calidad arquitectónica del edificio y el trabajo de arquitectos del siglo XX pertenecientes al movimiento moderno. También está está incluido en el registro 'Los equipamientos modernos' de la mencionada institución. Sin duda, su parte más destacable y reconocible para la sociedad ilicitana es el asimétrico juego de volúmenes que le permite acusar su condición de dotación pública frente al continuo residencial; un aspecto curvo y funcional que se adaptó a las necesidades y la ordenación urbana del momento.