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EL SUR DEL SUR / OPINIÓN

Si Lidia López fuera Mónica Oltra

8/11/2020 - 

Más allá de los codazos entre Vicent Soler y Mónica Oltra, por los 21 millones pendientes en el presupuesto de la Conselleria de Igualdad o la cojera del Presupuesto del Estado para Alicante, la polémica de la semana la ha protagonizado la concejala de Comercio de Alicante, Lidia López, quien dio por oficiales unas declaraciones de la vicepresidenta de la Generalitat sobre la necesidad de incrementar las medidas de control de la pandemia en la Comunitat y transmitió, este miércoles, a los representantes de la hostelería de Alicante que el Gobierno valenciano iba cerrar esta actividad, como ya habían hecho otras autonomías. Y los hosteleros lo dieron por bueno, lo difundieron y creyeron a la concejala de Comercio sin tener la garantía de la veracidad de la medida. El bulo se desmintió el jueves por la tarde, duró hasta el viernes, cuando la propia López tuvo que reconocer el error después de que ese mensaje se amplificara por los chats de los hosteleros, y pidió disculpas. 

El gesto le honra, pero no rebaja la incidencia de la imprudencia cometida a nivel personal y, al mismo tiempo, deja al descubierto la autotrampa en la que cayó el Partido Popular de Alicante esta semana: agasajar a un colectivo con el peligro de hundirle (todavía más). El experimento, esta vez, no ha funcionado, y al final se ha convertido en una patada en la espinilla a su propio alcalde, Luis Barcala.

Y Lidia López no es la única culpable, más allá de que le salve haber asumido el error y haber pedido disculpas. Han fallado mucho más cosas. Los hosteleros, también, por haber dado crédito de naturaleza a unas declaraciones de la concejal sin contrastar con la propia administración o con otras patronales del sector. Pero en su descargo va que bastante negro ya es su futuro como ponerse a investigar cuando la prioridad es saber si puedes mantener tu negocio en las actuales condiciones, o en las del futuro, que serán mucho peores. Tienen disculpa, aunque cayeron en el señuelo de difundir el mensaje, quizás por demasiada confianza (lección a aprender).

Ha fallado el alcalde Luis Barcala, por supuesto, por no haber cortado de raíz con más rapidez la difusión del bulo e, incluso, trasladar a la oposición que "había sido transmitido por alguien sin responsabilidad pública", según desveló el portavoz socialista, Paco Sanguino. Y también ha vuelto a fallar Ciudadanos porque, como socios de Gobierno y responsables de la Concejalía de Turismo, eran los primeros que debieron saber qué pasaba y preguntar si era verdad, y exigir una disculpa con más celeridad antes que evitar más daños a un sector que vive momentos de zozobra, como el del ocio nocturno o el hotelero. ¿Dónde están a la hora de mantener los equilibrios dentro del equipo de gobierno?

Y al final, si Lidia López quería presentar a la Generalitat como el enfant terrible de la hostelería, a quien ha puesto a los pies de los caballos es a su alcalde. Máxime cuando es su administración, la municipal, la que más está ayudando al sector ante el deja vú de otras, como la autonómica o la central, que no les ofrecen alternativas a la reducción de condiciones mientras los gastos siguen pasando a la cuenta, el negocio funciona a medio gas.

Se podría decir que el Partido Popular se ha hecho una trampa al solitario; ha abusado tanto de la confianza de los hosteleros, que al final los metió en un lío del que tuvo que salir la propia concejal a asumir el error para evitar que la bola de nieve de la fake news creciera mas.  ¿Para no sonrojar al propio Barcala?

Sea como fuera, la metida de pata no desdibuja el drama que vive la hostelería, como en su día lo fue el del ocio turno o el sector hotelero. Pero sobre todo la hostelería, pues la mayoría de terrazas y restaurantes siguen siendo sitios seguros -si cumplen las medidas de seguridad-, pero se les impide trabajar en unas mínimas condiciones. Y sí, es por seguridad, algo que se puede o debe entender, pero lo que no es entendible es que no se le dé una alternativa de compensación, más allá del ERTE o el aplazamiento de cuotas, si le pones la soga al cuello. 

Ahora bien, Lidia López y el PP de Alicante han tenido suerte. Por mucho menos, a Mónica Oltra le redondearon una respuesta de una entrevista y le montaron un pollo por mucho menos (planteó, a modo de opinión personal, la posibilidad de corregir el modelo turístico), pero con un mensaje claro: eres la vicepresidenta y formas parte del Gobierno, pero, ojo, no tienes el poder. Esta vez, el establishment se escondió debajo de la manta, pese a que, como se ha demostrado, a veces las fake news pueden ser más peligrosas que las decisiones administrativas (por injustas que sean).

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