MADRID. La hibridación en el automóvil siempre lleva a pensar que la única forma de conseguirla es añadiendo a un motor de combustión tradicional (gasolina o diésel) otro eléctrico que le sirva de apoyo o le permita circular pequeños trayectos con cero emisiones.
Sin embargo, la marca española Seat ha apostado por una fórmula diferente, pero no menos eficiente. Se trata del gas natural comprimido (GNC) o vehicular (GNV).
No es otra cosa que añadir al vehículo un depósito adicional de gas en el espacio destinado a la rueda de repuesto, que la mayoría de los fabricantes ya no incluyen, puesto que, por costes, montan el kit repara pinchazos.
El GNC es el mismo gas que se utiliza en las casas, pero comprimido a menos de un 1% de su volumen. En muchas ciudades ya se utiliza en los autobuses para reducir la contaminación.
El fabricante español está haciendo una gran apuesta por los vehículos dotados con esta tecnología y en 2018 quiere que el 5% de sus ventas sean de GNC, según el director general de la marca en España, Mikel Palomera, quien es también el máximo responsable mundial de esta nueva estrategia.
Para ello ya ofrece en su gama versiones de GNC de varios de sus modelos, a los que se pueden identificar por las siglas TGI. Es el caso del nuevo Ibiza TGI y del León 5P y ST (familiar); además del Mii Ecofuel.
Solo falta introducirlo en el monovolumen Alhambra -por ahora está descartado- y en la nueva gama SUV compuesta por el Arona (la variante GNC está confirmada para finales de 2018) y el Ateca.
De todos ellos, el elegido por Efe para probar la hibridación de Seat es el León 5 puertas, un compacto que puede ser el vehículo ideal para familias o para flota de empresas, por su buen comportamiento en carretera y por su amplitud y comodidad en poco más de 4,30 metros.
Aunque parezca algo banal o prescindible, lo primero que hay que resaltar es que el TGI es exteriormente e interiormente como cualquier otro León con similar potencia y acabado.
El motor que el fabricante ha elegido para impulsar al León TGI es el gasolina 1.4 TSI, que ha modificado para que tenga una potencia de 115 CV y pueda alimentarse tanto con gas como con gasolina.
El 1.4 TSI en la gama León "normal" se puede adquirir con dos potencias: 125 y 150 CV (éste último con la tecnología de desconexión de cilindros para reducir los consumos).
Tal y como destacan los portavoces de la marca, a diferencia del Gas Licuado del Petróleo (GLP) por el que han apostado otras marcas, el GNC no resta potencia al motor, ya que se combina con propulsores con turbo, mientras que el primero es más apropiado para atmosféricos, a los que resta algo de empuje, se habla del entorno de un 10%.
El gas dota al León de 300 kilómetros más de autonomía
El León TGI dispone de una autonomía de hasta 1.000 kilómetros, de los que más de 300 los aporta el depósito de gas y los restantes el de gasolina.
El coche, siempre y cuando haya gas, arranca y circula con GNC. Una vez que se termina éste -antes de que eso sucede el vehículo nos avisa de ello y nos pregunta si queremos que nos guíe a la gasinera más cercana-, pasa de forma automática -y sin necesidad de que el conductor tenga que hacer algo- a modo gasolina.
En el caso de que haga mucho frío, el motor arrancará con gasolina hasta que se caliente, para inmediatamente consumir gas. Esto lleva a Seat a afirmar que, si así lo desea el conductor, puede circular el 99 % de las veces con GNC.
En la prueba realizada por Efe de unos 380 kilómetros, se vació el depósito de gas -el consumo medio fue de 4,2 kg/100 kilómetros- y se consumió algo de gasolina (6,6 l/100 km).
Este gasto se realizó sin tener en cuenta que el conductor tipo de estos vehículos prima más el consumo que la dinámica. Lo que se ha querido constatar es que el TGI es un vehículo que acelera y entra en curva igual que un Seat León -referente en 2017 en el segmento de los vehículos compactos- con motor de combustión de la misma potencia.
No obstante, también se ha buscado el obtener un buen registro de consumo. En este punto indicar que, en el momento de la prueba, el kilo de gas costaba 0,95 euros, mientras que el litro de gasolina se vendía a 1,25 euros y el de diésel a 1,22 euros.
Por tanto, el coste de llenar los 15 kilos del depósito de gas ha sido de 14,25 euros Para rellenar el gas, no se requiere una boca especial como en el GLP. Basta con utilizar la manguera que hay en la gasinera e introducirla por la boca de llenado -está al lado de la del depósito de gasolina-.
Como el ahorro no tiene que estar reñido con la comodidad, la unidad probada equipa la caja automática DSG (doble embrague) de 7 velocidades, que hace la conducción muy gratificante en ciudad -especialmente- y en carretera, donde responde con agilidad a la demanda del acelerador.
Además, esta transmisión le asemeja en funcionamiento a un híbrido de gasolina de las marcas asiáticas, que incorporan de serie el automatismo de la caja, aunque de una sola relación al tratarse de un variador continuo.
Como sucede con el exterior, en el interior la única diferencia con un León de gasolina es el cuadro de relojes, donde además de consultar el nivel de combustible, también se hace lo mismo con el de gas.
Por el contrario, volante multifunción, pantalla y distribución del salpicadero es idéntica. Los TGI, a diferencia de los híbridos enchufables del Grupo Volkswagen, no tienen elementos en color azul que los identifiquen.
Los asientos delanteros son cómodos, al igual que la posición de conducción; y atrás hay espacio para tres adultos si no son voluminosos.
Maletero de 275 litros
El maletero, al tener que acoger el tanque para el gas, tiene de capacidad 275 litros, frente a los 380 litros de un León 5p 1.2 TSI de 110 CV.
En definitiva, los 110 CV que ofrece el León TGI son suficientes para mover con rapidez este vehículo, que con la nueva generación presenta una imagen menos juvenil, lo que permite a un cliente de más de 40 años poderlo comprar sin complejos.
Además, la hibridación de la que dispone ha hecho que la Dirección General de Tráfico (DGT) le haya dado la etiqueta Eco en función de sus emisiones contaminantes. Con ella se consigue pagar menos en el impuesto de circulación, así como en las zonas reguladas de aparcamiento.
Lo que ya le convertiría en un producto aún más redondo sería que la DGT le permitiese acceder a los carriles BUS-VAO (vehículos de alta ocupación) con solo una persona en su interior, que le llegará a catalogar como 0 emisiones y dejará de pagar en el estacionamiento regulado; y que los puntos de recarga fueran muchos más (actualmente hay unas 50 estaciones en toda España donde se puede repostar gas. La previsión para finales de 2018 es que lleguen al centenar).
Seat, para que su León "híbrido" sea igual de exclusivo que cualquier otra versión con motor de combustión tradicional, ofrece una lista larga de opcionales: control de velocidad crucero adaptativo con radar de proximidad (incluye Asistente de frenada en ciudad: Front Assist) 360 euros, Front Assist (Asistente de frenada en ciudad con sistema de protección de peatones) 180 euros, Sensores de aparcamiento delanteros y traseros + OPS (visión esquemática del coche y obstáculos) 240 euros.
También se ofrece el Winter Pack (asientos delanteros calefactables + Lavafaros con eyectores y retrovisores calefactables) 380 euros, el sistema de navegación de 8 pulgadas 870 euros, el connectivity box (cargador inalámbrico) 200 euros o el SEAT Full LED + Luces diurnas LED + LED traseros 1.200 euros, entre otros.
Debido a que el resto de marcas generalistas ha apostado por el GLP en detrimento del GNC, el León solo tiene como competidor directo al Audi A3, que cuesta unos 9.000 euros más.