El Consell da por perdida la batalla por el pasaporte covid y enfría otra vez las expectativas a las promotoras
VALÈNCIA. La telenovela de los festivales de música con Sanitat tiene un nuevo episodio, mientras la cuenta atrás sigue dificultando la celebración de grandes citas en otoño. El de ayer fue uno esperanzador, según apuntan dos fuentes presentes en la reunión que mantuvieron durante la mañana la misma Ana Barceló y su equipo, con promotoras y Turismo. La idea, otra vez tomar nota de las peticiones del sector para diseñar la relajación de restricciones de cara al 9 d’Octubre.
Los festivales llevan tres semanas dando por hecho un decreto que sigue en el cajón, como ya adelantó Culturplaza, y que hubiera supuesto un punto intermedio entre el levantamiento de las restricciones de aforo y la situación actual, cuyo modelo hace imposible la celebración de conciertos y festivales masivos. El acuerdo que se ha puesto encima de la mesa es centrar los esfuerzos en una única línea roja: levantar a la gente.
Si el público puede bailar, los festivales se celebrarán; si no, se cancelarán. Así de fácil. El resto de condicionantes y medidas de prevención, entra las que se incluiría desde la salida escalonada y el uso obligatorio de la mascarilla hasta el protocolo de consumo de bebidas y comida, se ha relativizado. Los festivales quieren volver a la normalidad cuanto antes mejor, pero conscientes de las reticencias de Sanitat, dicen poner todo de su parte para poder desatascar esta situación ya.
Por su parte, Sanitat ha preguntado cómo activarían ciertos protocolos con la premisa de la gente levantada. Si bien no han hecho una propuesta concreta ni les han presentado un plan de desescalada formal, las promotoras se levantaron de la mesa con optimismo y dando por hecho que, como mínimo, la Interdepartamental discutirá quitar las sillas de los conciertos.
El decreto actual permite únicamente levantarse desde el asiento propio pero no abandonar el espacio preasignado en ningún momento. Sí se han levantado las restricciones de aforo máximo, que hasta hace 10 días estaba en 5.000 personas. El objetivo del sector: que ningún festival tenga que cancelar su edición otoñal.
Los horizontes son tres, principalmente: SanSan, Festival de Les Arts, Love to rock y Primavera Weekender. Estas cuatro citas (las dos primeras de mayor tamaño que las dos últimas) necesitan un protocolo claro y estable en el tiempo para empezar con toda la logística, ya que quedan pocos días para su celebración. Ahora o nunca, confían en el decreto que se publicará esta misma semana para poder dar buenas noticias a las personas que tienen su entrada, algunas desde antes de marzo de 2020.
El President de la Generalitat, Ximo Puig, rebajó los ánimos sobre una de las medidas estrella para el sector y parece descartar el pasaporte covid, según señaló a medios de comunicación ayer. El jefe del Consell cree que si finalmente no se puede contar con el "paraguas legal" de un pasaporte covid, al menos quieren contar "con un compromiso claro" de los operadores de festivales y el ocio de garantizar "la máxima seguridad" en esos eventos en la Comunitat Valenciana.
¿En qué se traduce esto exactamente? El pasaporte covid entra en conflicto con la protección de datos médicos y el derecho a la intimidad, por lo que, como otras muchas medidas restrictivas, los tribunales solo lo aceptarían con una situación coronavírica adversa. Ligar las restricciones a la existencia del pasaporte covid sería volver a mantener en vilo a las empresas cada dos semanas, ya que si decayera, se tendrían que retroceder en otras medidas para compensarlo.
Por eso, Puig aboga porque sean las mismas empresas las que tengan la responsabilidad de regular el pasaporte covid desde su derecho de admisión, según apuntan varias fuentes oficiales. Si el DOGV no puede, al menos el Consell quiere transmitir la importancia de que las empresas lo pidan por su propia cuenta. En el caso de los grandes festivales, que pretenden juntar a decenas de miles de personas, ya han adelantado que así lo harán. Un compromiso informal, que no puede tener trascendencia en el DOGV, pero que inspira confianza al Consell para tomar las decisiones en función de conocer de primera mano qué va a suceder.
Este es otro de los puntos que ha tratado la mesa: los festivales están dispuestos a asumir la aplicación del pasaporte covid y otros protocolos. Están preparados para adaptarse a todo siempre y cuando se supere la gran línea roja, la del baile. El Consell dice estar por la labor, la situación epidemiológica parece permitirlo. Solo falta el paso de los días y una firma, algo que en la promesa de hace dos semanas no se dio, pero en la que se tiene plena confianza en esta ocasión.