ALICANTE. Así fue, un secretario de Estado del Rey Felipe II dio nombre a un barrio de Alicante, que antes tubo su propia Casa Consistorial. Ocurrió allá por el siglo XVI, ha llovido mucho desde entonces; bueno, cuando antes llovía, ya me entiende.
Aún pervive esta figura de los secretarios de estado, hoy es la persona que dirige un ministerio inmediatamente después del ministro que nombra el presidente del gobierno y por lo tanto tiene un cariz político, tenga o no conocimientos de su área de responsabilidad. Para eso están los secretarios de estado que son los verdaderos profesionales y que han hecho una oposición para ese cargo.
Pero volvamos al siglo XVI. En la Corte decidieron hacer una gran presa cerca de Alicante para regar la fructífera huerta alicantina. Estos campos eran de secano, por los que bien les vendría una aportación permanente de agua para enriquecer sus tierras y emprender nuevos cultivos. A pesar de las dificultades, que fueron muchas, la presa se construyó. Tomó el nombre de Alicante, pero con el paso de los años se le cambió por el de pantano de Tibi.
Toda obra de ingeniería de estas características hace de efecto llamada a los emprendedores para hacer sus negocios a su amparo. Eso fue lo que pasó en este caso. Venga, se lo cuento sin más preámbulos.
El síndico Damián Miralles, que estaba en la Corte por encargo del Concejo alicantino para proponer un gran pantano cerca de Alicante, convenció a Pedro Franqueza y Esteve, secretario de Estado de Felipe II, para que emprendiera en esas tierras para cuando la presa estuviera construida. Así fue como en 1592 compró las fincas del Palamó y Orgegia, según manifiesta el Fondo del Ayuntamiento de Villafranqueza del Censo – Guía de Archivos de España y de Iberoamérica. La intención de Franqueza era beneficiarse de las aguas del pantano, y sus frutos agrícolas comercializarlos a través del pujante puerto de Alicante. Todo estaba llamado al éxito. En las tierras del Palamó nació Villafranqueza, poblada por colonos, y enfiteutas que arrendaron algunas de estas tierras. Ya tenemos por quién y por qué se llama Villafranqueza.
En la segunda mitad del siglo XVIII el señorío pasó a manos de Bernardo de Villarig, Conde de Cirat y de Villafranqueza, quien procedió al amojonamiento y separación definitiva del término de Villafranqueza del de Alicante.
Pero volvió a formar parte de Alicante, era su destino y fue su final. Mire. Debido a la disminución de su población y por problemas económicos, el Ayuntamiento de Villafranqueza solicitó al Ayuntamiento de Alicante su anexión a este en 1930, fijándose las condiciones de la fusión al año siguiente para hacerla efectiva a partir del 1 de enero de 1932. Entre ellas, en la condición sexta, se manifiesta que su población compartiría con la ciudad de Alicante el disfrute de todos los bienes y derechos de la ciudad.
Permita aquí unos apuntes del pantano mencionado. Nos dice Viravens en su Crónica muchos datos que resumo en unos pocos. Fue en febrero de 1590 cuando el Concejo de Alicante mandó a hablar con el Rey Felipe II al síndico Damián Miralles y comentarle la necesidad de esta gran obra pública. En la Corte consiguió el interés de diversos cortesanos, y del propio monarca que autorizó los medios para su construcción.
En su pliego de condiciones se decía que las obras tenían que hacerse por subasta, no por designación personal. El Rey dispuso a Cristóbal Antonelli para la dirección de las obras. Estas finalizaron en 1594. Fue considerado el pantano más antiguo de Europa y una obra de ingeniería referente en la época. Actualmente pertenece al Sindicato de Riegos de la Huerta de Alicante que lo administra a través del Canal de la Huerta, incluido en la Confederación Hidrográfica del Júcar. Tiene 50 hectáreas de extensión y una capacidad estimada de 4,3 hm3, hoy reducida por la acumulación de fangos en el fondo.