SOCIALMENTE INQUIETO / OPINIÓN

¿Sabe dónde está la cruz del nuevo siglo?

16/01/2023 - 

Le voy a contar sobre un monumento poco conocido de Alicante. Se preguntará cómo puede ser eso. Se lo voy a desvelar. Es curioso, ya se lo digo yo. Tuve la suerte de visitarlo hace algunos años y ver por mis propios ojos que sigue en pie y está donde se proyectó que estuviera. También le narraré, como escritor, hechos y acontecimientos históricos que antes narraron cronistas como Enrique Cutillas Bernal o periodistas como Fernando Gil, y que me apetece recuperar de la memoria para compartirlo con usted. Ya verá, todo pasó en esta ciudad, aunque algunos no lo sepan e incluso otros quieran ocultar una circunstancia determinada que pasó con este monumento.

Con el cambio de siglo del XIX al XX se produjeron dos acontecimientos importantes que son protagonistas de esta crónica. Uno de ellos se produjo a partir del 15 de diciembre de 1900 cuando el concejal Martínez Torrejón propuso que el Ayuntamiento autorizara el traslado de la Santa Faz a la Colegial para celebrar el primer día del siglo con una solemne celebración religiosa, con el compromiso de devolver “el adorado lienzo” a su santuario el 2 de enero. Todas las fuerzas políticas representadas en el Ayuntamiento de Alicante estuvieron de acuerdo y así se hizo.

Aprovechando la venida de la Santa Faz se produjo el segundo acontecimiento mencionado. Así, una parte importante de la ciudadanía alicantina quiso celebrar la llegada del nuevo siglo con otro acontecimiento singular que fuera recordado por las generaciones venideras como un hecho realizado por todos para conmemorar un acontecimiento colectivo. Y así se pusieron manos a la obra, nunca mejor dicho. 

Ya verá a qué me refiero. Aquellos alicantinos querían empezar el nuevo siglo con buen pie y una manera de hacerlo era invocar a Dios con un monumento digno para la ocasión. Esta propuesta tuvo repercusión en medios escritos. En el Semanario Católico de 13 de octubre de 1900 se proponía que se diera la bienvenida al nuevo siglo con la construcción de una cruz monumental de hierro que se instalase en lo alto del Cerro de San Julián. Como pasa a veces, los deseos son unos y los hechos son otros, y en este caso ni fue de hierro, ni se instaló en ese cerro. Pero deje que se lo cuente paso por paso.

Para poner las bases de este proyecto, un grupo de alicantinos tomaron esta iniciativa como propia. Entre ellos, Alberto J. de Thous Moncho animaba a la ciudadanía con palabras en la que manifestaba que “Alicante, como todo pueblo culto, debe solemnizar la despedida del siglo que nos deja (…) y preparar digno recibimiento al nuevo siglo que alborea (…)”, con la instalación de “una grande y hermosa cruz de hierro en el vértice del monte, que perpetuaría grata y dulcísima memoria”.

Para tal fin, ser constituyó una junta que organizara la construcción de esa cruz monumental, junto con su posterior instalación, donde se conviniera. Esta junta la formaron el abad José Pons y Pomares, como su presidente de honor; Juan María Seguí, presidente, que a su vez era el director del Semanario CatólicoFrancisco Antón y Tari, vicepresidente y sacerdote de la iglesia de Santa María; Antonio Seva, tesorero, y banquero de profesión; Antonio Visconti, contador y comerciante, y Antonio Cremades Bernal, secretario. Los vocales fueron: Mariano Olmos Alcaraz, canónigo de San Nicolás; Manuel Galbis, sacerdote de San Nicolás; Tomás de la Torre, capitán de infantería; Enrique María Ripoll, periodista y abogado, y el médico Francisco Albero.

Esta junta propuso una suscripción popular para que el pueblo se involucrara y recaudara lo suficiente para cubrir los gastos. Los puntos de recaudación fueron diversos establecimientos comerciales que se ofrecieron para este fin, como el de Antonio Visconti en la plaza de la Constitución (hoy Portal de Elche). Destacaron las donaciones del Ayuntamiento de Alicante, que donó 500 pesetas, y de la burguesía local, como las de Clemente Miralles de Imperial, con 100 pesetas; el marqués del Bosch, con 25 pesetas; el alcalde de Alicante, con 15 pesetas; el diputado Juan Poveda, 15 pesetas…

La junta designó al arquitecto Enrique Sánchez Sedeño la construcción de esta cruz monumental, según desveló la investigación particular del arquitecto Alfredo Campello Quereda, de la asociación cultural Alicante Vivo, plasmada en el libro Relatos de una ciudad dormida (ECU, 2009), donde se cuenta, entre otras, la particular historia de este monumento. Tal y como se relata, el proyecto sufrió modificaciones sustituyendo la cruz de hierro por una de piedra. Esta sería una columna dórica con 10 metros de altura con una leyenda circulante con la inscripción de la causa de su construcción, de 1 de enero de 1901.

Antes de finalizar el año 1900 se dieron cuenta que subir los materiales y utensilios para levantar la cruz en el Cerro de San Julián encarecía el presupuesto de gastos por lo que tenían que buscar otra ubicación. Decidieron que esta fuera en el Cerro de San Fernando. Y allí se fueron. El 10 de diciembre se iniciaron las obras de la cimentación de la cruz. Se inauguró el 20 de enero de 1901. 

Así fue tan singular acto: a las cuatro de la tarde las autoridades de la ciudad salían de la iglesia de San Nicolás camino del Cerro de San Fernando en el que se juntaron miles de personas que no querían perderse semejante acontecimiento. Representó a la ciudad de Alicante el alcalde accidental Zoilo Martínez. Presidió la ceremonia Antonio de Paula Ibáñez quien, a su vez, bendijo la cruz. Después se cantó un Te Deum. El acto terminó con el volteo de campanas en campanarios de toda la ciudad en señal de júbilo. Antes, Francisco Antón y Tarí manifestó emocionado: “Cristo vive, Cristo reina, Cristo impera”.

La inauguración de esta cruz monumental fue un acto sencillo, popular y festivo. Pero duró poco este sentimiento colectivo de ir todos juntos unidos para un mismo fin. La cruz fue dinamitada el 16 de marzo de 1934 por presuntos mercenarios republicanos. Se preguntará ¿qué daño hacía esa cruz a la ciudadanía, para terminar su existencia en un montón de escombros? Buena pregunta. Terminada la Guerra Civil española se decidió su reconstrucción en el pleno del Ayuntamiento franquista de 21 de abril de 1939 presidido por su alcalde Ambrosio Luciáñez Riesco.

Esta cruz se instaló, y sigue estando, en lo que es hoy el patio de recreos de los alumnos del Colegio de la Aneja, junto al Conservatorio de Danza, cerca del castillo San Fernando. Cuando se instaló, allí no había nada. Es desconocida por muchos alicantinos, quizá porque no está en un lugar de tránsito rodado ni en una plaza concurrida, sino en un recinto cerrado. Hace unos años la asociación Alicante Vivo, presidida entonces por Juan José Amores, organizó una visita para ir a verla. Hablaron de ella en su blog. Me apunté para ver esta cruz de piedra y nos llevamos dos sorpresas: su buen estado de conservación y que, desde su atalaya, se observa la ciudad que la vio nacer hace ya más de un siglo. Un mirador de amplias vistas y eternos horizontes.