CASTELLÓ. José Antonio Rovira ya es conseller de Cultura, asumiendo el departamento del dirigente de Vox Vicente Barrera e intregrándola en la misma cartera de Educación, Universidades y Ocupación. Este martes tomó posesión del cargo y, horas más tarde, escenificaron el relevo en el Palau de Valeriola. Este cambio de manos tiene varios componentes que la hacían singular. En primer lugar, la sintonía personal entre el ya exvicepresidente y la parte popular del Consell (muy en especial con Carlos Mazón); en segundo lugar, la disconformidad de la delegación valenciana a la decisión de Vox de salir de los gobiernos autonómicos por el reparto solidario de menores no acompañados; y finalmente que, a pesar de ser de dos partidos diferentes, las diferencias entre la política cultural del PP y Vox se notará en los matices y en la manera de abordar 'la guerra cultural’.
Que no va a haber grandes aspavientos lo deja claro el discurso del propio José Antonio Rovira, que hizo suyo un mantra de Barrera: “Vamos a eliminar la ideología de la cultura. Va a ser de todos y para todos”. La prioridad puesta por el nuevo conseller será “defender nuestra cultura y nuestras señas de identidad”, sin pormenorizar ninguna otra medida. Barrera no ha podido presentar, aunque estaba prácticamente finiquitado, el plan estratégico que iba a definir las medidas más importantes de la legislatura. Tras un año confeccionándolo, ahora el documento se estudiará en profundidad por el nuevo equipo para ver si se ha de mejorar alguna parte. En todo caso, fuentes de la Conselleria confirman que “ya se ha hecho mucho trabajo” estos meses y que el texto final no cambiará en exceso.
No cambiará porque la sintonía entre PP—Vox ha sido buena estos casi doce meses, y tampoco cambiará porque la nueva Secretaria Autonómica de Cultura, Pilar Tébar, asciende en el organigrama pero ha formado parte del proceso de confección de parte del documento. A ella le ha dirigido unas cariñosas palabras de agradecimiento y confianza Vicente Barrera, al que en todo su discurso le ha temblado la voz de la emoción.
Mazón y él se han cruzado elogios y gratitud. Primero, Barrera al President: “Es un gran político, una gran persona y un gran caballero”. Y viceversa: “"Con él he reído, he llorado, he soñado, he diseñado y he debutado. La misión más importante de mi vida ha comenzado y se ha asentado con mi vicepresidente”. La ruptura de Vox con el Partido Popular no parece dejar herida personal alguna y, posiblemente, en términos culturales, se traduzca más en un cambio de talante a la hora de abordar algunas cuestiones más polémicas que a grandes medidas.
Al exvicepresidente le ha arropado hoy su gabinete, además de la exsecretaria autonómica, Paula Añó, y la que ha sido la Directora General de Patrimonio, Pilar Tébar; no así el Director General de Cultura, Sergio Arlandis. También han asistido al traspaso de carteras los nuevos altos cargos, Marta Alonso y Miquel Nadal; además del Director del Museu de Belles Arts, Pablo González Tornel. “La Conselleria se queda en buenas manos”, apuntó Barrera en su discurso. Y recordó que, igual como llegó de manera “imprevista” a la Conselleria, se ha ido también de la misma forma.
Mazón ha afirmado que el Consell está “obligado a que florezca lo que ha plantado muy bien este primer año el equipo de Vicente Barrera” y ha querido resaltar que “muchos de los proyectos que presentaremos han sido ideados” por el conseller saliente: “La suerte es que Vicente Barrera no se va a ningún sitio. Tenemos la suerte de que haya alguien pendiente de que las cosas vayan bien y dispuesto a poner su hombro”, ha añadido, aunque no parece haber intención alguna de repescarlo. Vicente Barrera seguirá teniendo cargos orgánicos en Vox y ha decidido acatar la decisión de Santiago Abascal.
“Vamos a procurar impulsar políticas culturales que preserven y promocionen nuestra cultura que nos identifica como valencianos”, ha resaltado Rovira en su discurso. Mazón ha recordado que se está tramitando una nueva Ley de Señas Identidad, aunque las políticas culturales irán más allá de eso.
El equipo de Barrera se va con unos presupuestos que ya han supuesto cambios simbólicos y prácticos en la política cultural de la Generalitat; también con un cambio de caras evidente que, sin embargo, aún queda por resolver (en diferentes fases, las direcciones artísticas del IVAM y el Consorci de Museus). La priorización de la protección al patrimonio histórico y cultural no parece que vaya ha sufrir ningún tipo de regresión. En todo caso, la revisión del plan estratégico marcará las diferencias o los matices entre los que salen ahora y los que toman el relevo. Ya ha pasado un año de legislatura; previsiblemente quedan otros tres.