ELCHE. Roman Zima, consejero delegado de Respilon Ltd., ha presentado uno de sus productos más novedosos, la membrana de nanofibras para ventanas, en el marco de la celebración en la Institución Ferial Alicantina (IFA) de la feria de materiales de construcción, Firamaco. La empresa, con presencia en cinco países, acaba de llegar a España.
-¿Cómo surgió el proyecto Respilon?
-Empecé a trabajar en productos vinculados a las nanofibras en 2009 junto a unos socios, pero al poco tiempo decidimos separar nuestros caminos profesionales, puesto que nuestros objetivos estratégicos eran diferentes. Yo tenía claro que quería desarrollar productos enfocados al mercado, que contribuyesen a mejorar la salud y el bienestar de las personas en todo el mundo. Para ello fundé en 2013 mi propia empresa con el objetivo de dar servicio a los usuarios finales y cubrir nuevas necesidades relacionadas con la salud y el progreso. Un año después pusimos en el mercado los primeros productos: unas mascarillas que protegen a los usuarios de los alérgenos y de la contaminación ambiental.
-¿Qué es la nanofibra?
-Es una fibra polimérica con diámetro inferior a 500 nanómetros. Es una equivalencia que se puede entender mejor si se tiene en cuenta que comparer un nanómetro con un metro es lo mismo que comparar el diámetro de una pelota de tenis con el del globo terráqueo.
-¿Qué tipo de investigación desarrollaron?
-Cuando pusimos en marcha la empresa nos dimos cuenta de que muchas patentes que se estaban generando en la universidad con la investigación sobre nanotecnología, no estaban teniendo un desarrollo al servicio de los ciudadanos acorde con la potencialidad de los productos. En ese momento decidimos analizar las aplicaciones para la salud de estas innovaciones sobre la nanofibra que ya estaban patentadas, para lo que llegamos a un acuerdo con las universidades para buscar un posicionamiento y comercializarlos.
-¿Para qué tipo de productos es útil?
-Estamos trabajando con algunas aplicaciones empleando las nanofibras, pero el verdadero boom de esta tecnología se espera que llegue a partir de 2018. Desde que empezamos a desarrollar este proyecto hemos convertido algunas de estas aplicaciones en productos para el mercado relacionados con la protección de la salud y el bienestar. Son muchos más los sectores en los que esta tecnología puede tener un uso que aporte valor, por ejemplo para filtros de sonido, de líquidos, aplicaciones para la seguridad laboral, entre otros muchos todavía desconocidos.
-¿Qué beneficios produce para la salud?
-La función fundamental de este avance tecnológico es generar una barrera mecánica que impida la penetración de partículas nocivas y proteja la salud de los ciudadanos de la polución. La mayoría del tiempo estamos en recintos cerrados en los que se debería respirar aire limpio, para conseguirlo las mallas de nanofibra tienen una eficiencia superior al 90% contra la polución, y también de ácaros, bacterias, emisiones de vehículos y el polvo. Conocemos estudios en los que se ha comprobado que la población joven es más vulnerable a las enfermedades derivadas de un aumento de la polución y del incremento de agentes químicos y físicos en el medio ambiente. Es el momento de aplicar la tecnología para generar sistemas que prevengan los efectos de los productos contaminantes como nuestra tecnología. Por ejemplo, en el sector de la construcción el uso de mascarillas con nanofibras protege a los trabajadores del polvo y del cemento y facilitan la respiración. Labores como las de lijado, rectificado o el corte liberan grandes cantidades de sílice cristalina y, cuando alguien está sometido a una exposición prolongada o repetida a estos productos, puede sufrir enfermedades pulmonares de diversa gravedad.
-¿En qué países se ha implantado ya el producto?
-Respilon está formada por una red de cinco empresas con presencia en Reino Unido, República Checa, China, Hong Kong, Estados Unidos y ahora se suma España. En 2018 estaremos también en Rusia y Polonia. Además, estamos presentes comercializando productos en toda Asia, Europa, Norte América y Australia. En breve emprenderemos la introducción en Sudamérica.
-¿Qué posibilidades ve la empresa en el mercado español?
-El mercado español es, además de un buen espacio para nuestros productos, una magnífica puerta para acceder a Sudamérica. España es uno de los países que presenta algunos índices relevantes de polución, en el marco de la Unión Europea, lo que permite que nuestros productos sean útiles para proteger la salud de los ciudadanos. Los datos son preocupantes ya que un Estudio de la Agencia Europea de Medio Ambiente, de 2016, afirma que la contaminación del aire produce la muerte de 30.000 personas al año en España.
-¿En qué nuevos productos están trabajando?
-Además de las mallas de nanofibras, las mascarillas y la aplicación en algunos tejidos, la universidad nos va a aportar nuevas investigaciones en esta línea para mantener la oferta de productos innovadores destinados a otras aplicaciones que cubran nuevas necesidades del mercado.