COLONIA (EFE). Rodri es un jugador especial. Un líder dentro y fuera del campo. Capitán sin brazalete. Todos los tópicos posibles que se le presuponen a un gran jugador los cumple. También el de la camiseta por dentro. Su juego es una marca registrada y su partido ante Georgia fue marca de la casa. Cerebro en el centro del campo y también depredador de área. Un todoterreno.
Cuando España estaba contra las cuerdas, cuando cada posesión de los de Luis de la Fuente era un abucheo colosal y cada balón tocado por Georgia un griterío ensordecedor, apareció Rodri para liderar la reacción de la Roja, que estará en los cuartos de final de la Eurocopa 2024 gracias, en gran medida, a su gol, también amrca de la casa.
Porque aunque Rodri no sea el encargado de marcar los goles, no son pocas las ocasiones en las que aparece para descorchar la botella, para desatascar los partido. En la final de la Liga de Campeones entre el City y el Inter marcó el único tanto del partido. Golpeó con el interior rondando la frontal.
Y en Colonia, pues más de lo mismo. Era el minuto 39 de un partido que se antojaba un trámite para España pero que se complicó con el autogol de Robin Le Normad. Ahí, hubo un momento que Georgia se lo creyó. Creyó que podía meterse en cuartos para seguir soñando despierta.
Pero Rodri acabó con toda esperanza. Recibió en la frontal solo y con un control se colocó el balón en la zurda. No se lo pensó y disparó. Ajustó tanto que ni siquiera un portero como Mamardashvili, el mejor del campeonato junto a Gianluigi Donnarumma, no pudo llegar pese a medir dos metros de alto.
Disparo marca de la casa. Y una celebración a la altura. Acabó incluso con la camiseta por fuera, algo extremadamente extraño. Apareció cuando España más le necesitaba en un registro quizá no tan habitual, pero en el que ya acumula 12 goles en lo que va de temporada. Es el cuarto con la camiseta de España. Y un tercio del total de esta campaña han sido desde fuera. Este, casi, estaba pisando ligeramente.
Se estrenó como goleador con España en un partido de fase de grupos de Liga de Naciones. El 17 de noviembre de 2020, en una goleada histórica a Alemania. Y no fue hasta el 26 de marzo de 2024 cuando volvió a ver puerta. Contra Brasil. Le gustan los partidos contra rivales importantes.
Georgia no se acerca al nivel de ninguno de ellos. Ni de lejos. Pero la situación era de extrema complejidad. De esas noches donde aparecen los grandes para romper una mala racha histórica de 12 años sin ganar en 90 minutos un partido de eliminación.
Porque fue a partir del gol de Rodri que España liberó la tensión. Rodri permitió que se viera la cara real de esta España, abrazada al completo en el banquillo, incluido el cuerpo técnico, sabedora de que el empate era la piedra más importante en busca de la victoria. Si Rodri celebró así, el resto respiró tranquilo. Porque él va un paso por delante, entiende de esto más que nadie.
Se puso el mono y a trabajar. Rebajó el nivel de emoción con dos posesiones largas, dando sentido a las circulaciones, corrigiendo las posiciones de los rivales y poniendo el ritmo. Solo un resbalón nada más empezar el segundo tiempo estuvo a punto de empañar su partido, pero Laporte corrigió sin mayores complicaciones.
Para redondear su noche, acabó como capitán tras la sustitución de Morata. Un jugador silencioso, como Iniesta, como Busquets, como Xavi, como Xabi Alonso, como Silva. Pero juntando las mejores características de todos ellos. Un jugador total. Apareció en el peor momento para dar la calma que transmite dentro del campo. Un jugador, en definitiva, marca de la casa.