SOCIALMENTE INQUIETO / OPINIÓN

Rodajes, depuraciones y valientes en los años cuarenta de la postguerra

18/05/2020 - 

En Alicante habían pasado unos años desde el fin de la Guerra Civil. La contienda en sí quedaba en el recuerdo, no sus consecuencias. Fueron años de desear volver a la normalidad en una capital de provincia que aspiraba a ocupar un puesto de vanguardia en servicios, logística y turismo.

Alicante ya se caracterizaba por su luz y por el buen clima. Este sería bueno para el turismo de sol y playa pero también para otros emprendimientos como el relacionado con el cine. Alicante y su entorno ya apuntaban maneras con la industria del celuloide. Y esto fue así por ser elegida por productores y directores para rodar al aire libre en estas tierras. Al aire libre, porque no había infraestructura de interior para grabar películas por medio del llamado séptimo arte.

Uno de los directores que eligieron a Alicante para rodar algunas de sus escenas al aire libre fue Rafael Gil. Lo recordarán, quizá, por dirigir películas como “La boda del señor cura” (1979), “Hijos de Papá” (1980), “De camisa vieja a chaqueta nueva” (1982), de gran éxito de taquilla. Y muchas más, fue autor de más de sesenta películas en las que participó como guionista, productor o director. Rafael Gil se inició en ese mundo como crítico de cine en sus artículos de opinión en el periódico ABC (1931) y en revistas especializadas como Popular Films y Films Selectos. Posteriormente, hizo documentales para el gobierno republicano. Después se inició en el mundo del cine a través de Cifesa. Esta productora valenciana tuvo mucho éxito en los años cuarenta, con el apoyo del Estado que se empeñó en promover películas españolas para contrarrestar las de la industria cinematográfica de Hollywood. Rafael Gil hizo sus películas durante el franquismo y primeros años de la actual democracia española. Ya ven, camaleónico, se adaptó a cada situación.

Entre sus primeras obras están “El hombre que se quiso matar” y “Viaje sin destino”, cuyos exteriores fueron rodados en Alicante (ambas de 1942).  La primera es la “ópera prima” de Rafael Gil. Fue protagonizada por Antonio Casal. Es una comedia negra que adapta una obra de Wenceslao Fernández Flórez - por cierto, este escritor fue muy amigo de Alicante, llamaba “la casa de la primavera” a esta ciudad alicantina. Esas buenas sensaciones fueron mutuas por lo que Fernández Flórez fue declarado Hijo Adoptivo de la ciudad por el Ayuntamiento siendo Alcalde de Alicante el monárquico Julio Suárez-Llanos Sánchez (1929) -. A su vez, “Viaje sin destino” es una comedia policíaca basada en una historia de José Santugini e interpretada, también, por Antonio Casal. Rafael Gil volverá a Alicante cuatro años después para grabar los exteriores de “La pródiga”, basada en una obra de Pedro Antonio de Alarcón, con el debut en el cine de Francisco Rabal. Tuvo gran éxito y recibió varios premios.

Unos años más tarde, se rodó en Alicante buena parte de las escenas al aire libre de la película “Currito de la Cruz” (1949), de Luís Lucía. Permitan que, antes de comentarle sobre esta película, les cuente cómo se inició este director en el cine porque es curioso. Entró en Cifesa a trabajar como abogado (1939). Posteriormente, fue jefe de producción y guionista. Después dirigió algunas de las películas más taquilleras de la época. Fue el descubridor de actrices como Marisol, Rocío Durcal y Ana Belén. Entre sus casi medio centenar de películas en las que participó como director y guionista, algunos de sus títulos son “Un hombre de negocios” (1945), “Lola la Piconera” (1951), “Un rayo de luz· (1960), “Tómbola” (1962), “La novicia rebelde” (1971),... “Currito de la Cruz” fue una gran producción ambientada en el mundo del toro, con escenas grabadas en el coso taurino alicantino. Protagonizada por José Martín Vázquez y Nati Mistral, además de Manuel Requena, un funcionario alicantino aficionado al cine quién, trasladado a Madrid, se convirtió en uno de los actores secundarios de moda de esos años.

¿Qué Alicante se encontraron Rafael Gil y Luís Lucia? Eran años de represión franquista con consejos de guerra y depuraciones. En el Archivo de la Democracia de la Universidad de Alicante hay unas veinte mil fichas con información de personas represaliadas en Alicante. A su vez, había mucha penuria y dificultades en el abastecimiento de alimentos. En aquellos años de la postguerra fue protagonista Auxilio Social de la Falange para atender - con más de cuatro millones de raciones - a personas necesitadas en Alicante. Nacida como auxilio de invierno para ocuparse de la infancia durante esa estación, se transformó después en una organización asistencial y solidaria, inspirada en modelos fascistas de Europa durante los años treinta.

Por aquel entonces hubieron varios acontecimientos locales importantes como la vuelta de la reliquia de la Santa Faz a su Monasterio (1942) después de haber estado oculta durante la Guerra Civil para no caer en manos ni ser destruida por las milicias republicanas; explotó la Armería El Gato (1943) de la calle Altamira destruyendo varios edificios, entre ellos el del Consulado del Mar, y matando a varias personas; la Armada española cumplió el legado del marino Juan Sebastián de El Cano entregando a las monjas de clausura de Santa Faz (1944) la cantidad indicada en su testamento; el dictador Francisco Franco vino a Alicante a inaugurar el nuevo edificio del Gobierno Civil (1949), que es la sede de la actual Subdelegación del Gobierno. En el verano de este mismo año, se inauguraron servicios aéreos regulares con las ciudades de Madrid, Barcelona, Palma y Bilbao, en el aeródromo de Rabasa, para fomentar el turismo hacia Alicante a través de esos medios aeronáuticos.

El Alicante de aquella época es el de emprender acciones de urbanismo como la valiente actuación de terminar la prolongación de la Rambla hacia la Explanada con el derribo de los edificios que lo impedían (1941); las obras de alcantarillado, pavimentación y alienación hacia el mar de las calles Castaños y Navas (1942); es el Alicante en proceso de urbanizar lo que hoy conocemos como plaza de la Montañeta con una actuación valiente - que les contaré otro día - y con la construcción de edificios emblemáticos de nueva planta en sus aledaños.

En Alicante se sigue rodando la vida después del fiasco de los estudios cinematográficos de la Ciudad de la Luz, pero esta vez cada uno la suya - que ahora hay muchos medios para hacerlo - con el recuerdo de lo mucho que se hizo antes por unos pocos. Pues eso.